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Channel: PIRINEOS, MONTAÑAS Y HOMBRES
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IV JORNADAS DE ORQUIDEOLOGÍA Y FLORA PIRENAICA

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Queridos amiguitos y amiguitas, niños y niñas...este año vamos a intentar el más difícil todavía!!!!!
Con la primavera joputa que está haciendo ¡Vamos a intentar localizar orquídeas! También les haremos caso, reverencias y fotos a otras florecillas y/o animalillos que nos salgan al paso.
En esta ocasión, con el único afán de hacer las cosas mejor si cabe habrá que inscribirse y pagar 15 leuros que dan derecho a una comida y una camiseta conmemorativa.
Y además, disfrutaréis, completamente gratis, de la presencia y explicaciones de los guías más atractivos, más listos y más chachis de cuantos pueblan las montañas y barrancos pirenaicos.
Hala, aquí tenéis el enlace para apuntaros.   



CIRCULAR RAPÚN-IBORT-ABENA-RAPÚN

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Vuelta que me di el domingo. Después de sufrir el diluvio todo el sábado y toda la mañana del domingo parece que, a mediodía, se abre un poco. Estoy como un león enjaulado. De mala hostia y dando vueltas por casa...ya lo siento cariño. Bueno, la cosa es que, aunque sigue lloviendo, me meto en el radar y parece que viene despejado y que, por fin, ha pasado el puto frente que nos ha amenizado el finde ¡con la de planes que habíamos hecho ¡coño!.
Hacia el sur, sin duda.
Llego a Rapún donde luce, por fin, el sol. Rapún es uno de esos lugares que han estado siempre vinculados a mi vida y a la de muchos críos de Villacloro.  Cuando nos dio la vena pajariquera, aquello era el paraíso en forma de cernícalos, halcones, nidos de alimoche...Cuando escalábamos, allí estaban las rallas para pasar tardes cojonudas entre risas y cigarros. Allí está la "balconeta" donde generaciones de críos aprendimos a rapelar con arneses improvisados hechos con cinturones de coche robados en el desguace. Cuando nos dio por el románico allí estaba la iglesia de San Félix, románica, chiquitina, con su suelo empedrado, sus egagrópilas de cárabo en la torre y los huesos de muertos medievales que asomaban por todas partes y que nos llevábamos a casa. Y cuando nos dio por las flores, allí vimos nuestras primeras ophrys y nuestras primeras limodorum. El caso es que es un lugar al que le tengo especial cariño y en el que tengo muy gratos recuerdos...sí, de eso que estáis pensando también, pero eso no os lo voy a contar.
Aparco antes de llegar, donde la pista corta el camino de toda la vida. Subo al pueblo y me voy a fotografiar alguna planta que se que me estará esperando. Hoy estreno un supermacrodelamuerte y estoy deseando probarlo. Bueno, pues estar están, pero no en su mejor momento, desde luego. Esta mierda de primavera que está haciendo está jodiéndolo todo (incluidos mis maltrechos huesos).
Cojo el camino de la fuente con su pared gigante y natural a la derecha. Aunque es obra de la madre naturaleza, a mí toda la vida me ha recordado esas paredes de las culturas precolombinas donde las piedras ajustaban con una precisión asombrosa. Desde aquí ya se oye el barranco de Abena allá abajo...joder, me voy a tener que descalzar para pasarlo. Pero mira por donde no...resulta que han acondicionado este camino (la verdad que hacía años que no pasaba) y han construido un puente chachi piruli que te permite pasar el barranco que hoy baja francamente furo. Antes de cruzar me entretengo con las limodorum y las dactylorhizas que salen aquí desde que me acuerdo. Cojo el camino hacia Ibort. Está limpio y señalizado. La senda, sin demasiado desnivel, avanza entre pinares de repoblación, zonas acarcavadas y pequeños retazos de bosque autóctono que hoy, después de la lluvia, brilla que da gusto verlo. Voy lento, demasiado lento, diría yo... a cada paso me encuentro platantheras, gymnadenias, alguna ophrys que me piden a gritos que las fotografíe con mi superobjetivomacrodelamuerte. Me tengo que echar largo en el suelo lleno de barro pero no me importa...es como ver, por primera vez, una mujer desnuda. Te fijas en todas sus curvas, en todos sus detalles... son simplemente hermosas...joder ¡y pensar que a estas horas alguno estará viendo el fútbol!. La cosa es que, cuando me doy cuenta, se está haciendo ya bastante tarde y me queda todavía mucho camino por recorrer.
Me propongo una cosa a mi mismo. No paro a no ser que lo que me salga al paso sea algo realmente extraordinario. Quizir, allí entra un encuentro con alienígenas, un bigfoot (al Yeti ya lo tengo muy visto), un billete de 500 leurakos, una bella ninfa de los bosques en pose sugerente y haciéndome gestos procaces, una mata florecida y preciosa de Matthiola fruticosa, una Gymnadenia con una piedra al lado que le da un fondo bien majo...joder...que se me va a hacer de noche, seguro.
Llego a Ibort y ni me detengo. Este es uno de esos pueblos que se abandonaron y que, posteriormente, fueron colonizados por neorrurales. Nada que objetar, al contrario. Sin embargo, si hay un denominador común en todos los pueblos abandonados y luego colonizados que he visitado son los coches abandonados o semiabandonados en cualquier sitio y los toldos, plásticos y bidones por todas partes. También es cierto que el olor a humo de leña, los huertos cultivados y las casas que se levantan en vez de caerse hacen que las sensaciones sean más positivas que negativas  De Ibort cojo la pista de acceso durante un buen rato hasta que un desvío a la derecha me lleva, entre campos de cultivo, a la vista de Abena. En este tramo he ganado tiempo, la pista discurre entre pinares de repoblación primero y campos después y no veo nada que merezca la pena fotografiar.
Al llegar debajo del pueblo hay que volver a cruzar el barranco. Esta vez si que no me libro. Me tengo que descalzar y cruzar con el agua por encima de las rodillas mientras que al Yeti se lo lleva el agua de la fuerza con la que baja.
Había estado solo una vez en este pueblo y hace muchos años así que me entretengo un rato fotografiando portaladas labradas y elementos protectores que abundan por puertas y ventanas. Me llama la atención la profusión de motilones y representaciones humanas en jambas y cabeceros. Representaciones de antepasados para unos, representaciones de cabezas humanas para otros... herencia pagana, sin duda.
Mientras fotografío una puerta me sale la dueña de la casa. Me habla como si me conociera de toda la vida. Después de hablar del tiempo y preguntarme siustednoesdeporaquíverdá? me cuenta que precisamente hoy, por la mañana, han inaugurado el sendero que, desde allí, me va a devolver a Rapún pasando por la pardina de Ayés. Pues mira que bien y que casualidad. Esta mañana las autoridades se han mojado mientras lo recorrían y ahora lo tengo, seco, para mi solo (bueno, y para el perro que se lo está pasando en grande persiguiendo gatos por los callejones). Me despido, doy otra vuelta por el pueblo y cojo la senda que me ha dicho la mujer. Al principio es una pista entre campos pero enseguida se convierte en un precioso sendero entre tapiales y bosques de cajico que salva pequeños desniveles mientras sortea barrancos que hoy bajan todos cargados de agua. Pasamos al lado de una ralla con una ventana natural bien curiosa. Si no fuera la hora que es, me acercaría a echar un vistazo y a hacer alguna foto que, con esta luz que se ha quedado, hasta un fotógrafo malo como yo haría algo decente. La cosa es que es muy tarde así que acelero el paso. Eso sí, me desvío a ver un horno de cal que hay señalizado y no me resisto a hacer fotos a los gladiolos, las anacamptis, las coronillas y las madreselvas. Con poca luz llegamos a la Pardina de Ayes. Lo que fue muchos años un lugar prácticamente abandonado, donde íbamos a buscar restos romanos que afloraban al sur de los edificios, ahora mismo es una finca  usada  para un proyecto del Grupo pastores que pretende difundir la cultura del pastoreo en Aragón. Para ello trabaja en la creación de un Parque de Interpretación del Ovino (o eso, al menos, pone en un cartel a la entrada).
Me acerco a la capilla donde se conservan, además de numerosos sillares de una primitiva iglesia románica, un crismón en el que nunca me había fijado hasta que lo vi en la magnífica página de Románico Aragonés. Efectivamente, allí está la prueba de que antes que esa capilla anodina, allí hubo un templo románico. Mucho antes en ese mismo solar ya debió haber una de esas villas romanas que salpicaban los mejores y más fértiles lugares de estas montañas. De críos recogíamos cerámica sigillata en el campo de abajo (si encontrábamos alguna con dibujo aquello era ya la bomba...), alguna moneda minúscula y algún cacho de bronce o hierro retorcido. En la casa había, empotradas en las paredes, dos tallas que, para mí, eran sendas cabezas de alguna escultura. Hoy las he buscado y, por supuesto, han desaparecido. Como siempre, me siento orgulloso de los gestores y técnicos que velan por nuestro patrimonio cultural (en un despacho sentados, eso sí).
De Ayés a Rapún ya no queda nada. Un paseo por pista llana mientras el sol se pone detrás de Oroel, el viento se calma, por fin, y la temperatura sube a lo que debería ser mediados de junio.
Pues mira, para ser un paseo tonto, aún ha salido un recorrido majo. Eso sí, esto es para hacerlo en primavera o en otoño. En verano, si viene un verano como debería, este paraje será lo mas parecido al Serengeti (pero sin leones) Aquí está el track.
Hala pues...

IV JORNADAS DE ORQUIDEOLOGÍA Y FLORA PIRENAICA. BIESCAS 14-15 Y 16 DE JUNIO DE 2013

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Está mal que yo lo diga, pero cada año nos sale mejor el encuentro de orquideología.
Llevaba toda la semana previa acongojado ya que era un querer y no poder de florecitas que nacen pero que no terminan de abrirse.
Mis ruegos al sumo hacedor debieron tener repercusión en las altas esferas celestiales porque, a partir del jueves, como si fuera una explosión, se abrieron todas en apenas dos días.
Así que las ciento cien personas que respondieron a nuestro llamamiento, llegadas de sitios tan dispares como Zarautz, Alicante, Valencia, Italia o Villacloro tuvieron ocasión de disfrutar, babear e incluso yo creo que alguno/a llegar al orgasmo con las casi 30 (28, pa ser exactos) especies diferentes de orquídeas que nos salieron al paso.
Además, gracias a esta primavera que hemos sufrido, tuvimos ocasión de disfrutar de florecillas que deberían estar ya pasadas hace más de dos meses  (Soldanellas, prímulas, corydalis...) junto con especies plenamente estivales.
 


El puntazo de la camiseta orquideo-heavy y la comida de hermandad en un restaurante pusieron la guinda de calidad en este encuentro.
Aquí va alguna foto para que, los que no hayáis podido o no hayáis querido venir, os rechinen los dientes y os lo penséis mejor el año que viene. 


 
 
 
 
 
Hala pues...
 

UNA VUELTA POR EL PUERTO DE PIEDRAFITA

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Pues hacía muchos años. Tantos que lo tenía fotografiado en obsoleta diapositiva. Además, me he estado informando de sendas en ambas vertientes de las sierras interiores y me apetece (no me preguntéis porqué, porque no lo sé) encontrar un paso que una el puerto de Piedrafita con el de Biescas. A ver que me da tiempo a hacer...
A las cuatro estoy aparcando en Lacuniacha. Cojo la pista que bordea las naves por arriba y que llanea durante más de dos kilómetros. Al final termina en unos prados, gira bruscamente a la derecha y empieza a subir con ganas por medio de un hayedo bien majo. Con la tontería me he colocado debajo justo de las últimas puntas de la Sierra de Partacua. Veo, muy cerca, la Ereta Sta. Elena, la Forqueta os palomos, Punta Cochaldo y varias canales que bajan justo hasta la pista, ahora ya, convertida en senda. Al final, la senda sale a unas campas cuajadas de orquídeas donde desaparece. Hay hitos, no muchos pero suficientes. De todas formas intento ir lo más alto posible en vez de bajar a unos prados que tengo a mi derecha y que invitan a circular por ellos. Pese a que voy rápido, no me resisto a fotografiar la Nigritella, la Coeloglossum  y algunas Ustulatas de tamaño casi arborescente.
Llegando cerca del arco, hay una canal que baja desde arriba y que, vista desde abajo, no tiene mala pinta. Me pongo a subir. Sorprendentemente, no solo no me duele nada si no que subo que parezco que voy dopao. ¿Será el plato judías que me he apretao antes de salir? El caso es que, en apenas 45 min desde abajo, llego a la divisoria de aguas entre el barranco del Puerto de Biescas y el de Piedrafita. Pa mi que esto es lo que, en algún lado he leído, que se llama la Canal del Burro. El otro lado se ve bien. Empinado pero bien. Creo que se podría ir a buscar desde aquí la conocida como senda d'a ralla vieja y, por la caseta de Elías, a buscar la senda del Forato. Por hoy ya vale. Bajo zumbando para abajo pues arriba corre un aire y un frío que pela y yo, que soy muy listo, voy en pantalón corto y no me he traído ni un triste cortavientos. Una vez abajo subo a fotografiar el llamado arco geotectónico, magnífico ejemplo de erosión kárstica que merecería más atención...desde mi humilde punto de vista. Bueno, el caso es que tengo apenas unos minutos de sol para sacarle toda la belleza al paraje en cuestión.
Como todavía hay mucha tarde, (la verdad que da gusto el veraniki y sus tardes largas) voy a coger la senda que viene desde el ibón y así hago una circular bien maja. Cuando bajo hacia Plana terrosa, el Yeti, que lleva toda la tarde encorriendo marmotas, sale disparado hacia dos personas que se ven a lo lejos. Conforme me acerco, veo que son dos chicas. No deja de llamarme la atención. Jueves por la tarde, ni Dios en todo el recorrido y, de repente me encuentro dos mozas bien guapas y bien simpaticonas que me preguntan "por el arco ese que hay por aquí". Pues ya me gustaría acompañaros ya, pero mirar la hora que es y el sol empieza a bajar peligrosamente en el horizonte. Además, en el momento que se ha puesto el sol, se han descolgado las boiras francesas por los collados, ha arreciado el viento y la tarde wonderful que estábamos disfrutando, se está convirtiendo en otra bastante más desapacible. Os aconsejo, les digo, que bajéis al coche y que lo intentéis otro día. Dicho y hecho, emprendemos la marcha pasando al lado del ibón de Piedrafita y ya por senda transitada, trillada y conocida al coche.
La tarde se acaba, pa variar, con una, no con dos, no con tres, cervezas de forma y manera que, cuando salimos del bar, es ya de noche.
Buena caminata, buena tarde, buenas sensaciones físicas después de esta mierda primavera que me estaba oxidando las articulaciones, muy buena compañía...así da gusto. Ahora solo falta que pierda España en el fútbol (que no lo voy a ver, dicho sea de paso) para que vengan de una puta vez y nos ahorremos viajes, estancias y demás mamonadas de los Héroes de la Roja, los técnicos, los entrenadores, los utilleros, los masajistas, los médicos, los fisioterapeutas, las novias, las amantes, los hijos/as de las propias y de sus amiguitas,  los camareros, los periodistas que los acompañan, los que remiendan los balones y los que les lavan los calzoncillos.
Hala pues...

BALCÉS INTEGRAL, DOS DÍAS A REMOJO EN GUARA

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Vamos a ver. Tú que eres un/a tierno/a lechoncillo/a recién llegado a este wonderful world of de barrancos, después de bajar la Peonera, el Mascún y el Formiga disfrutando de las multitudes variopintas y heterogéneas que pueblan este singular mundo los meses estivales, todavía te falta algo para añadir a tu currículum como aventurero arriesgado y adrenalítico. Y ese algo es, ni más ni menos, comerte un barranco de más de 30 km de vellón. ¿Qué es eso de barrancos de una, dos, tres horas a lo sumo, y salgo al solecico a beber cerveza con los amigotes en cualquier bar mientras te repasas ocularmente a las francesas? Para curtirse en estas lides hay que sufrir, hay que explorar y hay que sentir las rozaduras del neopreno de forma y manera que suspires por un poco de vaselina y ruegues al todopoderoso que se acabe aquello mientras ves, allá en lontananza, a lo menos el Delta del Ebro.
Pues eso hemos hecho este finde, el Balcés Integral. Lo de integral nada tiene que ver con su contenido en fibra y con que te ayude a regularizar tu tránsito intestinal, que también a ratos. Lo de integral es por que se baja el río desde donde nace (casi) a donde desemboca (casi también)
Antes de empezar a relatar la crónica y podáis sentir en vuestra piel, la emoción, el cansancio, los peligros que nos acecharon, que sepáis que, visto en perspectiva, ha estado muy, pero que muy bien. Pese a las rozaduras en mi piel fina y delicada, pese a la hernia discal que, decididamente, se me ha cronificado, pese a estar cansado como pocas veces he estado, pese a tener que acarrear y nadar con una mochila que pesaba un guebo y la núcula del otro,  la experiencia ha sido magnífica.
Y es que estas son cosas que poca gente hace. De hecho, probar a poner en San Google "Balcés
integral" y te saldrán aproximadamente  20.900.000 resultados sobre "Balances de Gestión Integral" y poco o nada del tema que nos interesaba.
Pese a la falta de información, afortunadamente, siempre encontramos gente pirada dispuesta a acompañarnos o que habían cabilado lo mismo que nosotros pero que no habían tenido con quién realizarlo. Este es el caso. En una conversación con Silvia y J.C sale el tema.  J.C dice que ni de coña pero al final Silvia, que pa eso es mujer y conoce los sutiles mecanismos de convicción propios de su sexo, convence a J.C. A  Pol no hace falta convencerlo. Dice a todo que sí y ya está...qué majo y qué descerebrao es.
Ponemos el día con tiempo y, conforme se va acercando el finde y la hora H, vemos que va a ser ideal. De hecho dan una ola de calor ¿Y dónde mejor que en un megabarrancodelamuerte para capear los rigores de la canícula?
Pues eso.
Siete y media de la mañana. Alberuela de la Liena. Dejamos un coche allí y con el otro nos vamos a Las Bellostas, lugar éste del Sobrarbe profundo, más cercano geográficamente a Ainsa que a Barbastro. En este lugarón, en el año 814, estuvo prisionero¡¡¡¡en un granero!!! García el Malo, conde de Sobrarbe y enemigo declarado de los carolingios. De nada, por el apunte histórico que os hará más felices y más sabios, si esto es posible.
De aquí parte un camino, marcado como GR-1 que enseguida nos bajaría al río pero nosotros, que somos gente aventurera y amantes de las emociones fuertes, cogemos otro indicado hacia Bagueste y que, en teoría, debería cruzar el río más abajo y evitarnos un trozo largo sin interés. Pero mira por donde, el caminillo en cuestión se aleja peligrosamente de donde queremos ir y decidimos, previa lectura del Gipiese,  coger otra senda que nos llevaría al río y de allí otra y otra más hasta que las perdemos todas y empezamos a jabalinear entre arizones (florecidos, eso sí) hasta dar con una pista que, a su vez, nos lleva al GR 1 y, a su vez nos deja en el río, a donde no queríamos llegar. (Por lo menos a esta parte) 1 hora y pico perdida. Bueno, pues da igual. Comemos un poco y al lío.
Un pequeño resalte, pozas de agua verde primavera y tenemos por delante 20 km de río en el que se suceden largos tramos de andar, algunas badinas y varios estrechos. Al principio llevamos la cosa con alegría, al final ya sabíamos que esto no iba a ser más que un paseo por terra ignota siguiendo el curso del isuala flumen. Grandes hayedos, mezclados sorprendentemente con encinas, vegetación salvaje del caribe, fauna que te va saliendo al paso, incluida una culebra comebarranquistas que se nos mira desafiante, como una cobra con medio cuerpo levantado y en actitud más que chulesca...el paisaje es digno de ver. Estamos a muchos km y a muchas horas del humano más cercano. Río, más río:
Wed go down to the river
 And into the river wed dive
Oh down to the river
we'd ride...
(Brus Esprigsting....and now we)
Algunos estrechos, pequeños caos, badinas en las que nos metemos, aunque no haga falta, para mitigar el calor. De repente, J.C. nota que la mochila le pesa más que al principio. La sospecha se convierte en certeza cuando abre el bote estanco y resulta que no era tan estanco como debería; la ropa, parte de la comida y lo más chungo, el saco de dormir, están chorreando. No hay problema, son las tres de la tarde, no hemos comido y el sol está justo en nuestra vertical. Si unimos a que estamos en julio, esas piedras planas y blancas de caliza cretácica son lo más parecido a un microondas. Paramos a comer, extendemos el tenderete y, en apenas media hora, está todo seco. Pues después de comer, sigue la misma tónica...grandes extensiones de grava, tramos de río que hay que vadear, algunos trozos francamente bonitos paisajísticamente...pero que ya va siendo hora de que acabe esto. Llegamos a la altura de una gran ventana a nuestra derecha y se nos cae el alma a los pies. Alguien dice que eso es, más-menos, la mitad del barranco y son las cinco de la tarde...pues así mal vamos si queremos dormir pasados los oscuros...La cosa es que seguimos y seguimos hasta que, a las siete de la tarde, ahora sí, vemos el tajo que hace el río para atravesar el tramo de los oscuros del Balcés, uno de los barrancos más frecuentados de Guara y que ahora lo tenemos para nosotros solos. Eso sí, ya nos podemos dar prisa porque si no vamos a tener que tirar de frontal en ese agujero que se abre a nuestros pies.
Un enorme caos en el que hay que buscarse la vida para pasar, algún sifón, dos rápeles cortos y una enorme, estrecha y oscura galería nos dejan en el lugar conocido como Tranco d'as olas donde tenemos intención de dormir. Son las nueve en punto de la tarde-noche cuando nos quitamos el neopreto y preparamos lo que va a ser nuestro nidito de amor...estoooooo, perdón, donde vamos a dormir bajo unas salceras (salix viminalis) y ante la atenta y vacía mirada de la calavera de un jabalina que hay colgada en una rama. Antes cenamos, claro, incluso charramos un rato mientras saboreamos un té aunque la conversación decae pronto a la vez que menguan las fuerzas después de un día largo, intenso, cansado y acuático...mañana será otro día...si se callan de una puñetera vez el millóndoscientosmil ranos que están dale que te pego declarando su amor a las ranas que los miran desdeñosas...igual que cuando tenía  20 años, tú, y desplegaba mis escasos encantos para la búsqueda de hembras receptivas.


Domingo, 8 de la mañana. Contrariamente a mis compañeros de aventura, he dormido como un ceporro. Ni me he enterao de un jabalí que ha revuelto cerca de nosotros, ni cuando se han levantao a mear, ni de los ranos enamoraos...y encima no me duele nada....a ver si tengo que cambiar el colchón viscolástico por un lecho de arena y hierbas...Le voy a preguntar a la jefa, a ver que opina...
Hoy nos van a acompañar parte de la cuadrilla del Termo a culminar el reto. En concreto Cristina, Javier, Miguel, Javi y Marina aparecen a las ocho y cuarto con madalenas y más despejaos que  paqué mientras nosotros nos sacudimos las legañas. Les hacemos los honores, nos volvemos a calzar el neopreto y hala, otra vez pa dentro el agua. Tenemos por delante los conocidos como Estrechos del Balcés, 7 km de río sin rápeles pero bellísimos por su estrechez y configuración geológica. Si no fuera porque ya estoy...como decirlo...hasta los cojones de agua los disfrutaría más.
Aún así, este tramo de barranco que bajé como hace 20 años, me ha encantado. En todas las guías pone que es largo, monótono, y con no demasiado interés...claro, si eres un megabarranquista que busca el peligro y los retos pues no, pero si lo que pretendes es pasar un día de excursión acuática en buena compañía, como es el caso, pues entonces sí...este es un barranco majo para eso.
4 horas y media, de la que ha sobrado la media última, es lo que nos ha costado bajar por este agujero que pone el colofón a un fin de semana inolvidable.
¿¿¿¿¿Como????? ¡¡¡¡¡Los cojones!!!! el final hay que ponerlo como Dios manda. Tras la inevitable combinación de vehículos el epílogo se pone en Colungo ante una buena, grande y refrescante cerveza previa a un plato de chiretas y a medio conejo asao que hacen las delicias de éste que suscribe. De postre, arroz con leche, café y orujo, que ya vale de comer de lata.
Y llegados a este punto, vosotras y vosotros, estimadas y estimados, lenchoncillos y lenchoncillas os preguntaréis con buen criterio ¿Lo repetirás algún día? Ni de coña, os contesto. ¿Ha merecido la pena? Decididamente si, por la compañía y por el buen ambiente, por la naturaleza salvaje y prístina que hemos disfrutado, por el sobo que les he apretao a mis articulaciones y que ha hecho que la espondilitis recule, porque ya tengo excusa para que me hagan un masaje relajante, porque voy a dormir como un bebe, con los puños prietos...
  
Ah!!!, por cierto, hemos dado respuesta a una de las preguntas que, junto con saber qué es un despido en diferido, más atormentan a la humanidad: ¿Quién vive en una piña debajo del mar?????

  Hala pues...

BERGUA-ESCARTÍN, UN DÍA INOLVIDABLE.

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No os creáis. No pongo todo lo que hago (por el monte se entiende) Hay cosas que me las guardo porque considero que no debo, que no puedo o que no me da la gana ponerlas, sin más. Esta sería una de ellas, pero como es de bien nacidos el ser agradecido y como en Bergua, por lo visto y sorprendentemente, es el pueblo donde más seguidor@s tengo por habitante, os lo voy a contar.
Pues resulta, que llevo ya un tiempo colaborando con un conocido documentalista aragonés en un nuevo proyecto que se emitirá, a partir de septiembre, en Telemaño y que tiene que ver con una parte de nuestro patrimonio que a mí me interesa sobremanera. Hasta aquí, normal. Llevamos ya varios capítulos grabados, hemos estado en numerosos pueblos donde hemos coincidido con algunos de sus habitantes que, como norma, colaboran de buena gana.
Ayer teníamos intención de subir a grabar a Escartín, en el Sobrepuerto. Para eso nos acompañaría Luis, un antiguo habitante y su mujer que nos esperará en Bergua en casa de unos familiares.
La mañana transcurre plácida, grabamos donde nos habíamos propuesto, almorzamos bien y continuamos hasta que las tormentas anunciadas nos invitan a irnos hacia el pueblo donde también teníamos que grabar. Bueno, comemos a cubierto en el atrio de la iglesia y, si podemos, seguimos grabando por la tarde, pensamos.
Justo cuando llegamos empieza a llover. Nos encontramos con la sorpresa que, la mujer de Luis, Angelines,  junto con otros vecin@s nos habían preparado una comida digna de un día de fiesta. Y nosotros que nos habíamos traído un misérrimo bocata...
La comida, el ambiente, el trato, la conversación, las risas, la presencia de otros vecinos entre los que se encontraban la autora y el autor del precioso blog "Memoria de Pez", la exquisita hospitalidad hicieron de éste un día inolvidable.
Solo quería que lo supierais. Que en este mundo lleno de egoísmo, de hijo putas, de gente que solo busca su interés todavía queda gente buena, sana y con la que da gusto estar y conversar.
Muchas gracias a todos.
Por cierto, por la tarde ya no grabamos nada. Volveremos cualquier día de éstos a rematar la faena, si nos dejan. Y esta vez, el vino por lo menos, lo pondré yo.
Hala pues...

TORONZUÉ, COMO PLAN B

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Pues ya lo siento, pero no tengo demasiadas ganas de escribir lo que hicimos el sábado sabadete con Pirene y J.C & Silvia. Además parece que no va a llover en un rato, como novedad, así que me voy a ir en bici.
Como ell@s lo han descrito perfectamente y yo esta ruta la hice hace poco, pues os pongo alguna foto y algún enlace y daros por enterad@s.
Blog de Pirene
Blog de Silvia y J.C.
La misma ruta con Pol hace más de un año, día arriba, día abajo..
El track.
 
 
Espero que la perrería esta no dure mucho...
Hala pues...

TRAVESÍA FAJALATA-PEÑA BLANCA-PEÑA ROYA

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Nueva kedada de escritores, amigos, simpatizantes, lectores y allegados de este wonderful world of the blogs de montaña. Esta vez a propuesta de David  de "Buscando Bucardos". Vienen también, como va siendo ya tradicional en las últimas salidas J.C y Silvia de "Los del Termo". Estaba convocada también Pirene de "Montañera a tus montañas" aunque al final, pobrecica mía, se levanta indispuesta y se retira previo guasap a las seis de la mañana. Vienen también Iñaki, al que no teníamos el placer de conocer y Roberto al que sí que conocíamos (yo, por lo menos...los otros no.) Siete de la mañana en el Estacho, bar madrugador de Biescas donde los haya. Saludos, presentaciones, apretones de manos...¿Y Roberto? Pues ya es raro, ya...mira que es puntual...¡Có! ¿¿Andestás?? Joder, me contesta el susodicho con la voz pastosa y somnolienta, me he dormido. No ha tocado el despertador ni el móvil ni.....¡hala que te esperamos, sube echando leches.
Mientras Roberto se peina, acicala y sube nos entretenemos conversando, bebiendo café y estudiando el mapa de la travesía mientras vemos entrar todos los bolingas de Biescas que, a esas horas, entran pidiendo huevos fritos con jamón a voz en grito.
Bueno, al cosa es que entre que ha llegado la bella durmiente, nos hemos terminado los cafeses y alguno una napolitana supervitaminada y supermineralizada estamos aparcando los coches en la explanada del dolmen de Sta. Elena a las ocho en punto. De allí, se coge enseguida una senda que nos deja en la pista que sube a la ermita a la que llegamos charlando animadamente. En el castillo contiguo se coge otra senda, ya conocida de otras veces, que, entre espectaculares paisajes, nos lleva,
cruzando collados, hasta debajo del pico Fajalata, pico muy visible desde Biescas y casi mítico para la gente de esta población. Hasta aquí se ganan apenas 500 m. de desnivel por buena senda aunque un poco invadida ya de vegetación. Tenemos la enorme suerte de ver, todavía florecidas, dos de las plantas más buscadas por fotógrafos y naturalistas, el Lilium pyrenaicum y el Lilium martagon.
Llegamos al lomo d'os vascos y paramos a echar un bocao. Hemos sudado como goliñones hasta aquí. El día está pesado, sin nada de viento y con una calma chicha que no presagia nada bueno aunque, nosotros, felices y contentos, ni nos percatamos de lo que se nos va a venir encima en pocas horas.
Sorprendentemente, vemos venir un grupo. Llama la atención encontrar gente en esta senda...muy pocos la conocen a no ser que sean de Biescas o alrededores. Pues efectivamente, son de Biescas los que vienen pretendiendo hacer lo mismo que nosotros. A partir de aquí, empezamos a subir sin misericordia por una ladera empinada a ratos y empinadísima como bálano de enamorado la mayor parte hasta que llegamos, después de sudar abundantemente y de parar a ver florecillas silvestres, al collado entre Fajalata y Peña Blanca. Pues ya que estamos, nos desviamos durante unos minutos hasta hacer cima en la primera y sobrecogernos, a la vez que acojonarnos, con el precipicio que presenta en su cara norte. Unas cuantas fotos y volvemos sobre nuestros pasos para subir, esta vez sí, a Peña Blanca que parece que está cerca, la jodida, pero que se resiste. Hemos dejado atrás las areniscas calcáreas del Maastrichtense (sí, de donde el tratado que nos metió en el agujero y nos hizo súbditos de Merkel) y su relieve, mucho más blando y suave, para meternos de lleno en el paisaje lunar, descarnado y estéril de las calizas del Danomontiense que constituyen toda la cima de la sierra. Para eso, hay que franquear el único punto débil de la muralla que constituye, propiamente, lo que se conoce como Fajalata (Del latín fascia "Faja" y lata "ancha").
Aquí volvemos a coger el grupo de Biescas que nos acompaña hasta la cima de Peña Blanca (2556 m.)
Pues no, coño!! Que hoy no daban tormentas!! Entonces, amigo mío, ¿qué es aquella nube compacta, negra y espesa que se está formando encima de Peña Retona? Bahh....nada, nubes de evolución sin consecuencias...Aún así, vamos a aligerar, porsiaca...no vaya a ser que la meteorología no sea una ciencia exacta, como las matemáticas o la física.
Echamos un trago, comemos algo y nos piramos para abajo acompañados de un nutrido rebaño de cabras que nos siguen como si fuéramos sus amos. ¿será que olemos a choto? El Yeti, pobrecico mío, tiene que hacer auténticos esfuerzos para contenerse y no salir corriendo detrás de estos bichos que están empezando a mostrarse excesivamente confiados y fastidiosos. De Peña Blanca a Peña Roya hay un paseo sin apenas desnivel. En la cima hay un repetidor, convertido hoy por hoy en un montón de chatarra, que los dueños (creo que es de Arramón) deberían pensar en desmantelar. Más que nada porque no queda bien, ¿sabusté? Está muy feo eso de dejar basura por el monte, me da igual si es un envoltorio de gel superpowerenergeizeer que un montón de chapas, antenas y cables. Máxime si su dueño es una de las empresas que más cuidan las montañas de nuestro querido Pirineo (modo sarcasmo off).
La evolución de las nubes, ahora si que sí, nos hacen ver que es cuestión de tiempo y de suerte que no nos pille el marrón. Han pasado de ser inocentes cirroestratos para convertirse en cúmulos y éstos a su vez en cumulonimbos que llevan camino de ser, en no demasiado tiempo, cumulus congestus. Y estos, queridos y queridas amiguitos y amiguitas, descargan seguro granizo, rayos, truenos y viento huracanado...Kortatu....qué tiempos.
Bajamos más deprisa que despacio hacia Faja Señora, una amplia pradera donde pastan miles de ovejas que corren como gilipollas de un lado para otro cuando nos ven...desde luego, qué bichos más tontos...no me extraña que nos las comamos. En cambio tú, Yeti, tu si que eres agudo ¿verdad?.
Charrando y casi sin darnos cuenta atravesamos la cabecera del barranco de Lasieso. Todavía nos queda lo más bonito del día; bajar al fondo del valle por unas laderas (o por un barranco) en el que no se ve ni un solo paso practicable por laderas empinadas, descarnadas o boscosas respectivamente.
Comemos en el collado de Loba, rodeados de vacas mientras hace su aparición el viento Montoro llamado así porque su aparición no augura nada bueno. De hecho, mientras  damos cuenta de las suculentas viandas que portamos, al fondo, en el paraje conocido como Sobremonte, empiezan a intuirse espesas cortinas de agua mientras restalla en el firmamento, todavía lejano, el fulgor amenazador de los relámpagos Eeeeeeehhhhh!! Cuando quiero qué bien escribo ¿verdad? No se qué coño hago escribiendo aquí en vez de preparar mi primera novela.
Bueno, que hay que pirarse de aquí echando hostias. Ladera izquierda orográfica del barranco. Hierba resbaladiza, 60º + o - de inclinación...no hay secreto, J.C. le va preguntando al Yeti por donde se puede bajar y éste lo guía por entre la hierba primero y bosque cerrado después hasta que llegamos al cauce del barranco justo entre dos escarpes...hombre, no ha sido cómodo, pero en peores plazas hemos toreao...maeztro.
Ahora ya está, con un poco de suerte bajamos río abajo hasta llegar a la pista y poco después a los coches. Al poco de pronunciar estas palabras empiezan a caer gotas. Al principio pocas, pequeñas y espaciadas. Un trueno, al que le sigue otro y otro y otro hasta ser ya un rumor continuo, acompañan a un cambio de tendencia y lo que antes era llovizna se convierte en chubasco que, a la vez, se convierte en aguacero y éste deriva en lluvia monzónica. Algunos se ponen el gore tex y otros (el perro y yo concretamente) preferimos que la lluvia moje nuestro cuerpo serrano mientras cantamos la canción de Armando Marcelo...sí hombre esa que dice algo así como:
Lluvia que cae en tu cuerpo
te moja mas y mas
tu pelo mojado
pegado a tu piel
agua de lluvia
que calma mi sed
deja q recorra tu cuerpo...perro
 
Hala, qué repulsivamente tierno y qué nauseabundamente bonito. Pues con esa linda canción y con los truenos dándole el estribillo llegamos, completamente calaos al refugio forestal de Sibolás donde esperamos, pobre ilusos, que escampe.
Rato de tertulia. Solo nos falta un poco de fuego para estar aquí de maravilla mientras fuera llueve como si no lo hubiera hecho nunca.
 Una de dos, o encendemos fuego, merendamos y nos quedamos a dormir aquí, o seguimos bajo el diluvio a coger los coches. Las obligaciones laborales y familiares se imponen a la conversación y la molicie y emprendemos la bajada, que tampoco nos cuesta tanto, por una pista convertida, a ratos en un riachuelo de caudal impetuoso. ¿Lo adivináis? Pues sí. Justo cuando llegamos a los coches deja de llover y hasta quiere salir el sol. Rato que aprovechamos para las despedidas, los buenos deseos de volvernos a juntar, cambiarse, los que tienen, de ropa mientras David, sorprensivamente, saca del maletero unas galimbas acompañadas de patatas fritas.
Oye, ha estado bien hasta la tronada tú. Qué día más majo. 1700 m. de desnivel en 20 km, como pa una boda. Aquí os dejo el track aunque el GPS se ha vuelto loco dentro del bosque.
Hala pues...

FIN DE SEMANA EN BACHIMAÑA Y ALREDEDORES

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Finde bien completo y bien majo el que hemos pasado, si señor. Como el año pasado, Paco había organizado una ruta con sus amigos de Madrid. La tenía pensada desde enero y el refugio de Bachimaña reservado desde esa fecha. Al final vienen dos menos pero las plazas sobrantes las cubren Urbez y Teo.
Siete de la mañana en Biescas. Llega Pepe, Alfonso y Jacinto por parte de los madrileños, Paco por parte de los almendr...zaragozanos y Urbez y Yo por parte de los pelaires. Teo, que tiene que currar por la mañana, subirá esta tarde.
Aparcamos en el balneario e iniciamos la concurridísima ruta que sube al refugio nuevo de Bachimaña y en el que yo, todavía no he estado.
El año pasado por estas fechas bajamos el barranco de Caldarés en un día bien majo y bien intenso. Este año, mucho tiene que cambiar la cosa para que se pueda bajar éste con el mangazo de agua que llevamos a nuestra derecha.
Con toda tranquilidad, disfrutando del paisaje, del frescor salvaje del caribe y de la compañía llegamos a la cuesta el fraile y poco después al refugio de Bachimaña.
Escasamente entramos. Confirmamos la reserva, nos dejan unas taquillas para que dejemos sacos y demás aditamentos que no vamos a emplear hoy y nos vamos senda arriba bordeando el gigantesco ibón hasta el cruce de caminos que lleva al collado de Tebarray a la izquierda y el de Marcadau a la derecha. Como tenemos intención de subir a los Infiernos (O quixada de Pondiellos que ye como se clama n'aragonés ixe món) el domingo vamos a subir al pico de Marcadau, situado a la derecha del collado homónimo, paso natural que debió ser a la France de paqueteros o contrabandistas, huidos de guerras, legiones romanas y hoy de macuteros. montañeros y paseantes. Además, hay una cresta con pasos de II, a ver como se desenvuelven mis acompañantes en esos entornos antes de meterlos en berenjenales mayores.
El camino flanquea una ladera que se desprende desde la Punta Zarre, llanea e incluso baja a ratos hasta llegar a la altura de los ibones de Pezico todavía medio helados.
Aunque el día es bueno y apenas hay nubes, de un rato a esta aparte, se ha levantado un viento que va a más. El tramo de camino que hay desde el ibón de Pezico hasta el collado es ododoso...madre de Dios ¿de dónde coño ha salido este viento?  Viento racheado, de sur, que tratamos de esquivar como podemos hasta llegar al llamado en los mapas Pico de Marcadau Norte o pico de la Muga norte (2676 m. de vellón).Por supuesto, en estas condiciones ni nos planteamos hacer la cresta. Ha habido ratos subiendo que casi nos tiraba. Curiosamente, a pocos metros que bajes por el lado norte (y pocos que se puede bajar antes de despeñarte) se está de muerte. Así que amallatamos allí un rato, nos echamos cuatro tragos mientras disfrutamos del magnífico paisaje y decidimos que sí, que ya vale y que nos vamos para abajo tranquilamente.
Desandamos el camino hasta el cruce de sendas. Pues hambre, lo que se dice hambre, no hay mucha, pero aún así, vamos a comer algo. Paramos allí mientras desfilan delante nuestro decenas de personas y algunos animales. Los que bajan del collado de Tebarray, los que bajan de Marcadau, los que suben de Bachimaña...ese es el sitio ideal para ver la variada fauna estival que puebla estas montañas.
Después de comer, se apodera de nosotros una pereza acojonante. Si es que alguno se ha levantao a las cuatro de la mañana y otro se ha acostado a las dos...jamakuko que nos pega y que nos deja a todos fritos un rato.
Nos despertamos, nos desperezamos como los osos e iniciamos, otra vez el camino al refugio al que llegamos en apenas media hora.
Oooooooooohhhhhhhh!!!!!!!! ¡Pedazo refugio tíííío!!!!.
Me vais a permitir, llegados a este punto, una reflexión de abuelo cebolleta. Cuando empecé a subir por estos montes, allá por los años 80 y pico, los refugios eran eso. Apenas cuatro paredes con tejados con goteras, camastros (donde los había), mierda en el suelo, ratones que se te comían los bocatas y estanterías roñosas con sacos medio vacíos de sal, alguna botella de aceite rancio y pedazos de vela. En algunos, lujo supremo, había una emisora (que nunca supimos si funcionaba o no) para llamar a no sé quien en caso de marrón. Si excluimos los ratones y algún armiño, estaban poblados, por individuos del género masculino y muy pocas féminas aquejadas de androginia con lo que, aquello, olía a una mezcla de testosterona, sudor, tabaco y porros.
El refugio de Bachimaña, sin embargo, es un edificio grande, amplio, limpio, con habitaciones con literas donde te puedes cruzar dos si frotarte, taquillas nuevas con monedita estilo carro del mercadona y lleno de especímenes en los que abundan, afortunadamente, los del género femenino bien proporcionadas y con los atributos, propios de su sexo, muy bien puestos. Of course, no se puede fumar y como incluso ¡¡Tiene duchas con agua caliente!!! aquello no huele a nada característico.
La tarde la pasamos charrando con unos y con otros, echando cervezas, buscando cobertura como gilipollas (por suerte, no somos los únicos todos hacen el mismo gesto cuando salen...poner el teléfono en alto y andar como sonámbulos en busca de una rayita) y esperando a Teo que llegará para cenar. Yo, hasta bajo al refugio viejo (del que guardo muy gratos recuerdos) en un acto de nostalgia.
Cena a las ocho en un comedor atestado de gente. Mesas de a seis personas. Menú compuesto de macarrones como pa una boda, ensalada y un muslo de pollo per cápita. Agua ¡¡¡¡Y vino sin pedirlo!!!!. Decididamente los tiempos, abuelo, han cambiado a mejor.
Poco más da de si el día. Un té en la terraza, donde se está de muerte, y algunos nos subimos a dormir mientras otros se quedan charrando un rato.
No me entero cuando llegan pero a la mañana siguiente el primer comentario es, como no podía ser de otra forma, de lo bien y a gusto que duermo, de lo que resoplo y de que joder macho que envidia dormir así...pues que le vamos a hacer...tengo la conciencia tranquila y tengo facilidad para dormir...eso malo no es ¿no?
Después de desayunar, salimos del refugio una procesión enorme, yo calculo unos 60 a ojo y casi todos y todas en la misma dirección, a buscar nuestro momento de gloria en los dominios de Belcebú.
Hasta los ibones azules vamos todos en reata, como las ovejas, pero allí ya se van haciendo grupos y se va partiendo la caravana. Un primer nevero hace de esclusa. Muchos se quedan a equiparse con pinchos y demás y otros, más chulos que un ocho, subimos a pelo por una nieve que está blanda y suave como un osito de mimosín. Un trozo en seco, otro nevero y sin apenas darnos cuenta nos
plantamos en el collado de Tebarray, lugar espectacular donde los haya y donde los de la capital se quedan ojipláticos ante el espectáculo que se les ofrece.
Echamos un bocao y Jacinto dice que se queda, que a sus 68 años ya le vale y que ya ha hecho demasiado. Joder, ya me gustaría a mi llegar a esa edad como tú estás.
Después de almorzar emprendemos esa ladera a mala cara. No es difícil pero es un poco coñazo tanta piedra suelta y el camino tan empinado.
La normal presenta un nevero alargado y nostros nos desviamos a la izquierda para llegar al pico de Garmo Blanco, de 2980 m. y desde donde la arista hacia el infierno occidental acojona. Pues no se si será por eso, o por que hace viento o por otra cosa, pero Teo y Alfonso dicen que no pasan de aquí y que se bajan. Nos quedamos pues, Paco, Urbez, Pepe y el que suscribe. Destrepamos una chimenea y vamos a coger la normal  que va por el sur, por una vira justo donde contactan las corneanas calcáreas que forman la famosa marmolera con los esquistos, mucho más blandos y erosionables, que son predominantes. Nos unimos, nuevamente, a la romería y sin problemas llegamos a la cumbre occidental (3073 m. cm. arriba, cm. abajo). Fotos, apretones de mano y felicitaciones a Urbez pues hoy se ha desprecintao en esto de subir tresmiles y, como en otros eventos de esta vida, hay cosas que solo se pueden hacer una vez por primera vez. De allí al central, a donde se encamina la romería, hay un paseo aéreo por una cresta que merece la pena recorrer para sentir en tus carnes la llamada del abismo. Cosa que hacemos, claro. Infierno central (3082 m.) donde paramos a hacernos fotos y a charrar con unos y con otros durante un buen rato.
Se instala la relajación y el abandono en nuestros cuerpos serranos así que, mientras todo el mundo va a hacer el Infierno oriental, nosotros nos quedamos con tres chicas que, abandonadas por sus compañeros en pos de ganar unos metros más, tienen ganas de charrar con nosotros en vez de trepar y destrepar otro peñasco que, por lo demás, está allí mismo.
Bueno, que nos vamos, que nos están esperando abajo los demás.
Vuelta por el mismo sitio, esta vez solos, nuevo paso por la vira, nuevo trepe al Garmo blanco, donde paramos a comer mientras cientos, sí, sí, cientos de milanos planean sobre nuestras cabezas y bajada mortal romperrodillas al collado de Tebarray. Ya está todo hecho. Paseo hasta los ibones azules, petaos de gente y descenso al cruce de caminos donde nos están esperando los demás (durmiendo) para comer al sol.
Pues ya está. Bajada al refugio, recogemos algunas cosas que habíamos dejado allí, pagamos y por la cuesta el fraile colorín colorao esta andada se ha acabao...
Pa mí una jarra de litro, helada si pué ser.
Hala pues...

PIC DE GER (2613 m.), DESDE GOURETTE

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Dicen los que entienden de esto, que en el Piri hay 50 picos imprescindibles y que, para ser pirineista, hay que subirlos todos, al menos una vez. Yo ya llevo bastantes, y, aunque no estoy muy de acuerdo con la lista en cuestión,
de vez en cuando me la miro para sacar ideas. Bueno, pues éste al que subimos el sábado sabadete, es uno de los que son imprescindibles junto con otro que tiene casi al lado, el Grand Gaziés.
Vayamos por partes. Quedamos con Kankel a las ocho ya que yo el viernes trasnocho y empiezo a estar un poco hasta los peltreques de dormir cinco horas diarias. Pues carretera hacia la frontière. Justo hasta la divisoria de aguas entre el Mediterráneo y el Atlántico hace un día radiante, espléndido, maravilloso, wonderful...pero amigo mío, en que empezamos a bajar el valle de Ossau se nos echa la niebla encima y el día se torna, en poquísimos minutos, en un día típicamente francés de cielos plomizos y humedad por todas partes. Jodeeeeer...bueno, no passa naaa, llevamos el track en el gipi y con un poco de suerte ¿Cuánto tiene ese monte? ¿2613? a lo mejor hasta tenemos sol y mar de nubes. La cosa es que pasamos Laruns, cogemos carretera al Col del Aubisque y no solo no tiene intención de despejar si no que empieza a llover. En Eaux bonnes vemos un montón de gente que se está preparando para andar...esto es una buena señal ¿no? alguno de estos francaises habrá mirao la previsión pa este côté...al final llegamos a Gourette. Ya no llueve y la
niebla, parece, es menos espesa. Hala, sin pensarlo...Aparcamos en un parking lleno de randoneurs que se dispersan en todas direcciones menos hacia donde tenemos que ir nosotros.
Pues hombre, el principio de la ruta, maja, lo que se dice maja, no es...hay que subir a cuchillo por medio de las pistas de ejkí buscándote un poco la vida ya que el palomo que grabó el track éste estaba muy fuerte y subía de frente.
mas de una hora subimos así, sin una gota de viento, entre niebla, sudando como cochinillos y sin saber exactamente a donde vamos...hasta que, de repente, rebasamos la niebla y aparece, como si fuera una manifestación celestial, el peñasco a donde queremos subir. A nuestras espaldas, un espeso mar de nubes cubre toda la France. Joderrrrr ¡Qué majo tío! Pues la verdad es que si, que pese a los hierros, cañones, cables, sirgas, edificios, desmontes, balsas, vallas y todos los trastos que son imprescindibles para practicar este deporte y que hemos dejado atrás, el Pic de Ger se presenta como una mole caliza con paredes verticales y extraplomadas, macizo y aparentemente inexpugnable. Llevamos un track para subir por lo que llaman la échelle d'es isards ...¿que? ¡ah!, que no sabéis idiomas...pobrecicos míos... pues la escala de los sarrios ¡hombre!, eso significa. Jodo, pues, por donde aparentemente va (la mentada escala), es poco menos que imposible subir...Aparece un señor. Bonjour Monsieur, vous savez où es le chemin pour aller a le échelle d'es isards? no, no, ye suis español, ye ne comprenpá, contesta. Joder, y yo también, aunque, como esto siga así, me voy a empadronar en Liechtenstein. Charramos un rato y llegamos a la conclusión que la echelle dichosa tiene que ser esa fisura que escasamente se marca en medio de una pared vertical y por donde se nos acaban de quitar las ganas de subir.
Vamos a almorzar, a ver si después de dos tragos de vino lo vemos más claro....
Pues pa mí que no, que vamos a subir por donde suben las personas y déjate de por donde suben los sarrios que ellos tienen cuatro patas y cuernos y nosotros tres y no tenemos cuernos....creo.
A partir de allí, se alcanza un collado, se deja atrás definitivamente la estación y entramos en un valle pedregoso en cuyo fondo vemos, todavía helados, dos ibones. Son los ibones de Pláa de Ségouné. Hemos entrado, de repente en un terreno lunar, sin apenas vegetación excepto pequeñas manchas de Salix pirenaica, la muy rara Ranunculus parnassifolius y la extraordinaria, bellísima y buscada Dryas octopetala.Ésta última abunda extraordinariamente y, aunque está un poco pasada la flor, todavía hay ejemplares que se dejan fotografiar, cosa que hago con sumo gusto contando con la paciencia de Kankel que me espera cada vez que me echo largo entre exclamaciones de asombro.
Lo que costaría pasar media hora casi nos cuesta una, pero es que la ocasión lo requiere.
La senda se empina, asciende por medio de una canchalera penosa, flanquea el pico de Rognon de Ger y nos lleva a un collado donde nos juntamos con varios franceses que ya bajan. En el collado se cambia de vertiente, incluso se baja un poco, para volver a coger otra enorme canchalera que flanquea toda la montaña por su cara oeste.
Se sube a otro colladito y se llega  un pequeño plano herboso completamente cubierto de Armeria alpina, y que también fotografío, por supuesto. Desde allí se ve, desafiante e enhiesta como picha de novio, la pirámide cimera del Pic.
Ese tramo es muy inclinado y, sin ser difícil, hay que apoyar las manos en alguna ocasión, incluida una pequeña chimenea que te deja en la misma cima. Joooooooooodo....ahora se por qué hay que subir este pico pese a la estación de ejkí. La vista es sublime, maravillosa, perfecta, ideal. Toda la face nord  del Piri en Full HD mientras que un espeso mar de nubes se pierde hacia el norte divisándose, perfectamente, la curvatura de la tierra.
Casi una hora estamos en la cima. Hasta me echo un minisueño con una temperatura ideal, sin nada de viento y sin perder el tiempo mandando guachas y gilipolleces de esas que hacemos últimamente cuando subimos a un pico pues, en la France, como no estés agudo, te meten una clavadas que lo flipas cuando llega la factura.
Al final, aunque esto es algo bastante cercano al paraíso, decidimos que deberíamos bajar ya, cosa que hacemos tras desentumecer los músculos que ya se habían acostumbrado a la apatía y dejadez que nos embargaba.
Pues la bajada, sin misterio. Volvemos a recorrer el camino de subida, parando otra vez a hacer alguna foto, y bajamos por las pistas que esquí acortando las lazadas de forma y manera que, cuando nos queremos dar cuenta, estamos otra vez en el parking de Gourette más contentos que chupilla. Mientras nos cambiamos tenemos una docena de maromos, depilaos, musculaos, aceitaos de crema solar y haciendo poses al lado nuestro mientras se abrazan y se hacen gestos procaces. Sin duda se trata de una delegación del Circuit Festival de Barcelona que ha debido venir a la France a publicitar el evento. 
Sin prisa, pero sin descuidarnos y sin agacharnos, nos cambiamos e iniciamos la vuelta. ¿Galima aquí o en la Frontera? En la frontera, por supuesto, pero en el lado español. Y no es por patriotismo, es que aquí te meten unas clavadas que la última aún me duele (que es muy cara la cerveza en Francia, quería decir, no me refería a otra cosa...).
Largas retenciones dos km antes de la frontera ya que ha habido un accidente. Una moto, que subía, se ha empotrao contra un coche y la moto y sus dos ocupantes están en el fondo del barranco atendidos por les pompiers y la gendarmerie mientras un helicóptero aterriza en un lugar que parece imposible que quepa.
Pues aún se nos ha hecho más sed después de esta retención...Pa mí una de litro, que el día lo ha merecido.
Hala pues...

ANAYET, POR LA VÍA DEL SARRIO II+

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Como todos los meses de agosto, al llegar la fiesta mayor, nos pondremos la muda bien limpia y del brazo saldremos los dos..... Fiestas patronales en honor a Nuestra Señora, Santa Elena y San Roque...hay tiempo pa tó. Se puede salir con los colegas, se puede beber, se puede salir a pasear, cenar y bailar con la jefa...y se puede ir de monte que es de lo que trata este blog. Las demás cosas os las imagináis.
Día 14. Empiezan esta tarde pero antes vamos a preparar el cuerpo, física y mentalmente, para lo que se nos viene encima. Es una suerte enorme tener por aquí a J.C. y Silvia. Mismos intereses, misma forma física y mismo grado de pirez hacen las salidas con ellos muy agradables. Hoy proponen subir al mítico Anayet por una vía que no conozco. He subido al monte en cuestión por la normal ni me acuerdo las veces, por la norte una y otra por el corredor de los franceses pero nunca había oído hablar de la vía del Sarrio. Me meto en esto del internete...no hay mucha información pero pone que el grado es II+, asumible para mis maltrechas articulaciones.
A las ocho en punto estamos aparcando en el concurrido (ya a estas horas) corral de las mulas. Se
mete María Bailón desde Francia y a ratos sopla un frío que pela...Y yo he salido en pantaloncito corto, cada día parezco más principiante. De todas formas, el día promete ser espléndido y el frío se pasa andando...vamos pal lío.
Subida archiconocida por el barranco hasta los ibones, desvío a la derecha como si fueras a Canal Roya y cuando nos parece nos acercamos a la base del pico, justo debajo de donde sale el corredor de los franceses, en un punto marcado por una antigua y visible mina de fluorita. Antes echamos un bocao ya que después no sabemos que nos deparará el destino.
El casco es fundamental, como la boina...¿lo entendéis? funda-mental, que tapa la mente, la cabeza....juas, juas, juas, juas. Bueno, pues que nos colocamos el casco y arreamos para arriba por un flanqueo mediante terracitas hacia un hombro herboso muy visible. De allí salen dos chimeneas. Cogemos la de la derecha y nos deja en una nueva terraza, bastante mas inclinada que la precedente y con piedra suelta que nos lleva a un collado situado a la izquierda de un visible gendarme (o aguja) que parte toda la cresta. Pues hasta aquí muy bien. Mis articulaciones responden, la roca es buena, en los puntos claves hay hitos que te permiten seguir la vía sin problemas y la dificultad suficiente para darle emoción pero no lo bastante como para ir con el culito preto.
Pasamos a la face nord of the mountain. El único inconveniente que le veo a esta subida son algunos flanqueos muy inclinados por terrazas cubiertas de hierba y/o piedra suelta y donde, si se te va un pie, te perderás, con toda seguridad, el desenlace de la Trama Gurtel y el placer de ver entrar en la cárcel a Ánsar,  la Cospe y Marianicu...¿que? ¡Ah!, Que aunque vivamos cien años tampoco lo veremos...pues también es verdad.
En vez de subir por el frontal, seguimos por la arista, ahora que le hemos cogido el gusto a esto y, sin apenas darnos cuenta, estamos en la cima solos. Ni una gota de viento, temperatura ideal... ¡Cullons! ¿Per on heu puyat?? suena una voz a nuestras espaldas. ¿Perdón?, le contestamos. Y usted, ¿no será, por casualidad, de Cáceres? ¡No, no! soy de Barna. Ah!! Ya me había parecido. La cosa que estamos un rato con el señor Cullons disfrutando del mar de nubes en la France y, al rato, llegan dos Guiris que dicen nada más llegar resoplando algo así como Mocho dificult...¡Oh, my God! cuando nos ven con los trastos y nos preguntan por donde hemos subido. Bueno, pues como eso se está convirtiendo en una reunión de la ONU y viendo la multitud que empieza a subir, bajamos nosotros por la normal para evitar en la medida de lo posible el arrojar piedras al cerebro de los que suben o, mucho peor y más probable, que nos las arrojen a nosotros.
Pues la normal, sin misterio. En apenas media hora estamos en el collado previo paso de la cadena quitamiedos que hay. Ho, el contraste entre los rojos volcánicos y los verdes  meadow spring  hacen de este sitio un lugar ideal de la muerte, Borja mari.
Bajada a los ibones y vuelta por la Cabaña de la glera, por eso de cambiar de ruta y de ir más en soledad ya que la subida por el barranco de Culibillas parece, mismamente, la calle Alfonso en día de rebajas.
La bajada la hacemos hasta la cabaña, abandonada, con ventanas rotas y rodeada de cables, palos y basura que afortunadamente, cuando lleguen los ejkiadores a pagar un pastizal por echarse allí una copa de champán, la nieve los habrá tapado. De aquí, disfrutando del maravilloso mundo del esquí estival, entre cañones de nieve, desmontes, cables y demás llegamos al parking de Anayet donde vamos a comer a la sombra de la telesilla.
Pues ya está, dos km de carretera hasta el coche y parada en la gasolinera de Formigal a echarnos una cerveza mientras hacemos planes para corto, medio y largo plazo.
Venga, el sábado sabadete nos volvemos a ver...De momento, aquí está el track del día aunque al gipi se le ha ido un poco la pinza con eso de la proximidad de las paredes.
Hala pues...

BARRANCO SAN CLEMENTE O BERGAZO, EN EL CORAZÓN DE SOBREPUERTO

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Sábado sabadete, ecuador de las fiestas de Biescas (bueno, ecuador no, casi trópico de cáncer). Habíamos quedado con Silvia y J.C. para ir a remojarnos por fuera ya que por dentro, al menos yo, ya casi llevo el cupo. Para eso, habíamos decidido ir al barranco de Gabieto, en la cabecera del valle de Bujaruelo.
El viernes previo había caído agua como si no hubiera llovido nunca y nosotros, pobres ignorantes, continuamos con el plan previsto. Viene también este que antes venía al monte con nosotros y que ahora hace días que ha desaparecido...si, ¿Cómo se llamaba?...si hombre, éste melenudo....¡¡¡¡Pol!!! eeeeso es...Vienen también, pues, Pol y Luisa. Nueve de la mañana en Biescas. Día espléndido postempestad. De esos que, cuando sales a la calle, te da por respirar y abrir bien los pulmones. J.C. Nos dice que en Yésero han caído 60 l / m2. Mal asunto...pero vamos, igual han desaguado ya...ayer dejó de diluviar a las 11 de la noche...así que marchamos con dos coches dirección Sobrarbe. Vamos mirando todos los barrancos que cruzamos, el Infierno, el Sía.... Todos con agua color chocolate y bastante más subidos de tono de lo que nos gustaría. De repente, se me enciende una bombilla ¡Si no me he cogido las botas!!!!Menos mal de la infinita paciencia de mis acompañantes que vuelven para atrás para que el niño se coja las botas otra vez en Biescas. Total que entre unas cosas y otras son las once cuando llegamos a Bujaruelo solo para constatar que barranquillo que pretendíamos descender baja como en pleno deshielo. Previamente habíamos pasado el salto del Carpín que bajaba con tobogán lanzadera incluido. Hala, media vuelta...vamos a trazar un plan B teniendo en cuenta que a cualquier sitio a donde vayamos llegaremos cerca de la una porque....¿un Furco o unas Gloces no os hacen? ¿no? ¡¡¡¡Nooooooooo!!!! ¿Y el de San Clemente en Escartín? Ese me lo guardaba para otoño pero hoy estará majo. Hala pues...camino Bergua (otra vez)
Llegada a Bergua, cambiarnos y coger el archiconocido, trilladísimo y mil veces recorrido camino hacia Escartín nos cuesta un suspiro. Aún así, son cerca de la una cuando comenzamos a andar.
Hay una posibilidad de evitar la primera parte del barranco si nos desviamos en curva del camino justo debajo de la Raja os moros. Con esto nos evitamos hora y media de aproximación y dos de descenso sin demasiado interés y nos metemos ya en la parte maja. Pallí que vamos guiados por Pol que, pese a no usarlo demasiado últimamente, no ha perdido su gen neanderthal.
Pues son las dos de la tarde cuando llegamos a cruzar el barranco. Solo lo había bajado una vez, una semana después de que lo abrieran, desde más arriba de Escartín y seco...está mucho más majo así...con un chorro de agua limpia y templadita.
Comemos en unas losas lisas, diseñadas para nuestro deleite y asueto, y vamos al lío, que dijo un chino...al lío...¿no lo entendéis?...como no saben pronunciar la "R" dicen lío en vez de río...juas, juas, juas...en fin, qué tontería.
Un rápel en abierto, un afluente que aporta un poco más de agua a nuestra izquierda y, de repente, aquello se cierra en una garganta preciosa. ¡Cuantas veces habremos bajado barrancos bastante más feos que este!. Una vez iniciados, los estrechos culebrean entre estratos de flysch en un paraje que, francamente, merecería más atención por parte del colectivo barranquista. y eso que equipao está equipao de fruta maiden...la Federación Aragonesa de Espeleología, por motivos que desconocemos, echó el resto en la equipación del barranco en cuestión, todo a base de parabolt de a 10 con anilla.
Hay una característica de este barranco que lo hace francamente curioso. Mientras que la mayoría tienen un suelo irregular debido a los desprendimientos o a los aportes del propio río,  en éste, el suelo es prácticamente llano, formado por una losa monolítica, como si fuera un pasillo de una casa entre altísimas paredes estratificadas.
Rápeles de mediana altura, pozas que no cubren, parajes francamente bonitos...este barranco realmente merece la pena venir a hacerlo. Llegamos a una especie de cueva formada por tosca, donde se forman casi unos oscuros, y un rápel largo nos deja, otra vez, en el camino de acceso a Escartín por donde hemos pasado ya esta mañana y donde la leyenda cuenta que se ahogó una mujer por una crecida súbita del barranco por el que estamos bajando.
Prácticamente no queda nada, les digo...un par de rápeles cortos y estamos en el Forcos.
Tú, zagal, deja de beber anda....resulta que nos quedaban los rápeles más largos, nada menos que seis todavía y en una zona encañonada bien guapa. Como para fiarme de mi memoria fotográfica. Bueno, pues como al final las tormentas previstas no han llegado y vamos bien de hora, una vez cruzado el camino de Otal y hecho el último rápel que nos deja en el cauce del Forcos, bajamos por éste último hasta las pasarelas de Bergua donde nos quitamos el neopreto.
Subimos al pueblo.
A la bajada Isabel, una de las habitantes de mi pueblo de adopción, nos había invitado a una fiesta  que habían organizado. Desgraciadamente, tengo que volver a Biescas porque había quedado a las ocho para ir a cenar con los colegas y no era plan de llegar sin duchar y oliendo a rana. (Que me conozco las lifaras de este pueblo y para ellos "un trago" es una cena con entrantes, primeros, segundos, terceros y postres más café y orujo...). Así pues, sintiéndolo mucho, nos bajamos a Fiscal y nos echamos una cerveza rápida antes de partir raudos y veloces a nuestros respectivos pueblos donde nos espera una buena ducha, una buena cena, una buena fiestuki y un buen...bueno, lo que cada uno sepa hacer...
Aquí os dejo la reseña del barranco y aquí el track de acceso. Si os gusta esto del barranquismo-exploración y huís de masificaciones, ir a bajarlo, que me lo agradeceréis...
Hala pues...

PUNTA COCHATA (1911 M.) CIRCULAR DESDE ESCARRILLA.

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Estimados señores de Corporación Dermoestética: He descubierto una forma revolucionaria para adelgazar y, de paso, depurar el organismo. Les agradecería que se pusieran en contacto conmigo para concretar la forma en la que firmar el acuerdo que, no me cabe duda, les satisfará.
Atentamente.
¿Qué cual es?, os preguntaréis vosotros y vosotras, amiguitos y amiguitas de este blog.  Pues subir a las cuatro de la tarde en agosto por el camino de los Forzados de Escarrilla...vais a ver como depuráis vuestro organismo y sudáis los cubatas de garrafón que bebisteis en vuestra adolescencia y que los tenéis cronificaos en el hígado. Con ese ánimo y esa idea, la de sudar los cubatas postfestivos y, de paso, subir a un pico que vemos todos los días que subimos al valle y que nunca nos da por subir porque es bajo, porque está alejado de cualquier sitio más o menos transitado, o por lo que sea, cojo al perro y a las tres de la tarde del viernes me planto en la explanada que hay justo antes de cruzar el túnel de Escarrilla. Cruzamos la carretera y, pocos metros más adelante, sale una senda perfectamente trazada que empieza a subir con ganas por medio de un espeso caxicar. Se llama, como tuvimos ocasión de comprobar y de sufrir, la senda del solano, también llamada "de los Forzados" porque, al parecer, por allí subían los prisioneros de las feroces hordas marxistas a construir el embalse de Escarra.
Ese primer tramo, con sol de frente, bajo paredes calizas que reverberan la radiación solar y con una subida en la que te comes 500 m. de desnivel en apenas dos km, se hace duro...pero vamos, era lo que buscaba. Al menos yo, el pobre Yeti, negro y peludo, no se si está tan de acuerdo...me adelanta para echarse largo en la primera sombra que encuentra. Afortunadamente, una vez rebasada la pared del Saldo la senda pierde inclinación y se mete en un bosquete bien majo de abetos, hayas y demás arbolitos que procuran sombra y cobijo a nuestros sudorosos cuerpos. Pasa por una zona despejada de vegetación donde abunda, extraordinariamente, la cicuta. Esta planta, bastante rara y difícil de encontrar, es una de las más venenosas del Piri. Apenas unos gramos disimulados en la comida y se acabarían los problemas de muchas personas...del que la consumiera y del que se la administrara...no sé... a mí se me ocurren al menos una decena de personas a las que se les podría aderezar la comida con esas hierbas exclusivas. Bueno, pues después de recoger varias matas, la senda sigue prácticamente llana hasta un cruce de caminos. A la derecha al Pacino, de frente al embalse y hacia atrás de donde vengo. Aquí incluso empieza a bajar hasta llegar a la pared de la presa. El Yeti, que ha olido el agua, a desaparecido hace ratos y ahora reaparece completamente empapao y persiguiendo marmotas que salen por todas partes.
Lo peor de todo es que, conforme va avanzando la tarde, se está nublando a marchas forzadas y lo que antes eran nubecillas simpaticonas que nos tapaban el sol canicular, se están convirtiendo en amenazantes cumulonimbos que cubre prácticamente toda la sierra de Partacua. Incluso he oído algún trueno lejano. Mecaguenmicalavera....ahora que me acuerdo había alerta amarilla por fenómenos atmosféricos adversos...¡anda que no estaría yo poco bien viendo el Diario de Patricia en vez de aquí, que me va a caer la mundial!
Bueno, pues aligerando el paso que, encima, se ha empezado a levantar viento pretormenta. Nada más cruzar la presa trazo una diagonal hacia el collado de Tarmañones subiendo por prados herbosos hasta colocarme justo debajo de la punta Cochata. Vista desde aquí acojona y parece que no haya forma de subir sin material adecuado o sin jugártela. ¿Aguantará?, le pregunto al perro. Yo creo que sí, me contesta. Lo ato en el único pino que veo ya que he leído que hay que trepar y no quiero que se me enralle (o enrisque para los que no sean fabloparlantes). Tiro parriba echando hostias, que el tiempo no está pa muchas florituras, mientras él, desde abajo, no hace más que increparme, llamarme cabrón y decirme que no lo abandone, que quiere subir también, que ten amigos para esto, que lo desate, que me caguen tus muertos  y más cosas que la decencia y la buena educación me impiden reproducir.
Total, que en apenas un cuarto de hora y sin apoyar las manos me planto arriba. Podría haber dejado subir al pobre bicho que sigue allá abajo mentando a mis antepasados.
Con el permiso de las hormigas con alas que pueblan la cima, hago una docena de fotos del paisaje magnífico que se ve, me bebo un trago de agua y me voy pabajo aunque bastante más tranquilo ya que parece que la tormenta se está deshaciendo o marchando a otro lado. Llama la atención la sombra del pico que se alarga hacia el este. Me recuerda a la Torre del Diablo de Estados Unidos ¿os acordáis de encuentros en la tercera fase? Allí salía aunque esa es de basalto y ésta es fruto del desmantelamiento de un estrato calizo. En fin, que empiezo a dispersarme y que me bajo ya.
Llego a donde está el Yeti, lo desato y, tras pasar por el collado de Tarmañones, emprendo la bajada por un camino más bien perdedor en el que se mezclan varias sendas que van y vienen. Pa qué quiero más...definitivamente se ha conjurado el peligro de tronada, se ha quedado una tarde bien maja y, además, oigo perfectamente la orquesta que está tocando en Escarrilla donde son fiestas. Sin problemas, disfrutando de un anochecer apacible y con buena temperatura, llego al coche....no puede ser....pero....¡¡¡¡si están tocando Paquito Chocolatero!!!!. Raudo y veloz me acerco a la carpa. Señorita, ya se que mis pintas no son las adecuadas, que voy sudao y probablemente huelo a choto pero...¿tendría la bondad de concederme este baile?.
Hala pues...

BARRANCO GABIETO

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Supongo que a todos nos ha pasado alguna vez...hay días (la mayoría), en que no tienes a nadie para
ir al monte (si exceptúo al perro, que siempre está dispuesto) y otros, sin embargo, tienes tantas opciones que no sabes a donde acudir.
Eso es lo que pasó el domingo. Por un lado habíamos hablado con J.C. y Silvia de volver al barranco Gabieto, en Bujaruelo, ya que la semana pasada nos la tuvimos que envainar por la gran cantidad de agua que bajaba. Otra opción nos la da Pirene que sugiere paseo tranquilo al ibón y pico de Bernatuara, lugar de esos mágicos y magicos, que todo buen pirineista debe visitar al menos una vez. Pol, por su parte se marcha a la Pala de Ip con los críos-sarrio y David nos invita a realizar una travesía integral por la Sierra de Partacua, desde Retona hasta peña Parda. Vamos a ver...En Bernatuara y en la pala de Ip ya he estado. La travesía de la Partacua es algo especialmente atrayente pero los ¡¡¡2600 m de desnivel!!! y los ¡¡¡¡¡41 km!!!!! acojonan al más pintao. Desde hoy mismo, David pasa a ser uno de mis héroes, solo detrás de Maradona y de el torero Joselito...al final gana por goleada el Gabieto, que a mi esto de que se me resista un pico o un barranco me sabe un poco mal. Además, la primera idea siempre suele ser la correcta.
Así que reunión matutina en Biescas en el bar de siempre. Hoy nos acompaña también Kankel que,
pese a haberse desprecintado en esto de bajar barrancos tardíamente, se mueve en ese medio como tritón en el agua.
La ida hacia Bujaruelo la hacemos mirando todos los barrancos para constatar que bajan todos bastante mansos. Justo antes de llegar al parking podemos ver prácticamente todo el desarrollo del barranco en cuestión. En eso estamos cuando salta un guasap en nuestros teléfonos 4g ultramodernos y chipiriflaúticos. Se trata de Pirene, que está llegando al parking y que nos espera allí mismo. Pues allí nos juntamos. Besos, presentaciones y poco más porque hace un frío que pela y, o empezamos a andar y cada uno a lo nuestro, o nos metemos en el mesón, almorzamos un par de huevos con longaniza y ya si eso esperamos a que se haga la hora de comer y por ahí...
Varias furgonetas de barranquistas, alguna de espeleólogos, mucho senderista es lo que hay en el parking. Nos cambiamos en 0, nos quedamos en bañador y con los dientes casi castañeteando, cruzamos el puente para coger inmediatamente un sendero llano que discurre paralelo al río Ara. Oye tú, ni uno solo de los grupos de barranquistas viene para aquí...qué raro ¿no?.
Cuando llevamos apenas diez minutos andando, sale una senda a nuestra izquierda, marcada con una flecha roja pintada en un abeto. Se acabó lo bueno. Nos han dicho que es una senda empinadísima como picha de novio y jabalinera y vestida como axila de gipi. Pues lo primero si, lo segundo no. No es una senda, desde luego, como la que sube a la Cola de Caballo pero se ve claramente el trazado. Está pisada, hitada y han cortado abundantes ramas de forma que, con
un mínimo de intuición, se sigue bastante bien. Eso si, empinada lo es un rato. El frío de hace unos minutos se convierte en calor, calor que se convierte en sofoco y sofoco que se convierte en bochorno que nos hace sudar (a mi, por lo menos) abundantemente.
Otra cosa es saber donde podemos, o donde debemos, meternos en el barranco que llevamos todo el rato a nuestra derecha. Ya muy altos, tras una hora de ascenso y ante la atenta mirada de los picos Fenés y Otal a los que tenemos casi en frente, vemos un lugar más o menos propicio para bajar al cauce...y mira tú por dónde, que es por donde hay que entrar. Nos dejamos el rápel de inicio, de 52 m, pero en seco y de salida guarra así que no nos perdemos nada.
Parada al sol, un bocao y un trago vino y nos calzamos el neopreto para llegar en unos minutos al cauce en el que baja un hilo de agua.
Lo primero que vemos y que sufrimos es que resbala un huevo y la yema del otro. Los rápeles son largos, con destrepes delicados e instalaciones manifiestamente mejorables. Llevamos ya un rato cuando un afluente, el Grau de Gabieto, aporta abundante agua por nuestra izquierda lo que hace mejorar la estética y la deportividad del barranquillo en cuestión. Además, justo en la confluencia de los dos cauces, hay una hermosa colonia de Swertia perennis, florecilla rara  que siempre alegra encontrar. (si te interesa la botánica, claro. Si lo que te interesa es el fúmbol, o la historia del arte, pues supongo que ni te alegrará ni te entristecerá...simplemente no te dirá nada el hierbajo ese).
Bueno, pues a partir de este punto, si antes resbalaba ahora parece que esté todo untao con jabón. Voy que parece que piso huevos y en permanente tensión. No se si lo he contado alguna vez, pero el calzado que llevo para barranquiar no son unas five ten canyoneer xtrem ni nada parecido.  Soy bastante más cutre y perrillero y uso las botas que se me joden tras dos o tres temporadas de andar por el monte con la suela lisa como el culito de un bebé y descosidas en todas sus costuras.
Aunque el cauce no llega a estrecharse, hay algunas zonas más cerradas, algunos pasos de agua canalizada y alguna cascada en abanico francamente bonita...pero vamos, no como para echar cohetes, ni mucho menos...sin ir más lejos, el desconocido barranco de San Clemente, que bajamos la semana pasada, es bastante más bonito. Claro que esto de la belleza ya se sabe que es muy subjetivo, que yo, aunque soy y me considero extremadamente atractivo, hay chicas a las que, inexplicablemente, no les gusto. Supongo que será porque les parezco un adonis inalcanzable, por mi casi metronoventa, mi melena leonina, mi torso bien formado, mi trasero duro apolíneo y respingón y mis abdominales definidos...bueno, estoooo, ejem, ejem...que me vuelvo a dispersar.
Bueno pues que tras varias cascadas largas y resbaladizas pero sin dificultad y agradeciendo a J.C y Silvia el cursillo acelerado que nos han dado de manejo de cuerdas y nudos (hay que joderse, llevo más de 20 años bajando barrancos y he evolucionado menos que el Homo heidelbergensis. Yo me quedé en poner las cuerdas en doble y eso ahora, por lo visto, está más que superado...) Decía que tras varias cascadas resbaladizas aparece una senda a nuestra derecha que marca el fin del barranco y la proximidad del río Ara del que es tributario. Pues qué queréis que os diga...que ni fu ni fa. Que pa no repetir. Que bueno, que vale, que me alegro pero que no merece la pechada de subir para lo que te aporta luego y que hay rincones francamente bonitos pero que no volveré, casi seguro...

Con esta sensación volvemos a Bujaruelo donde encontramos a varios barranquistas recién salidos del barranco estrella del valle, el Lapazosa (ese si que merece la pena repetirlo, de hecho, yo lo habré bajado una docena de veces). Entre ellos está Alex, al que no conocía y autor de uno de los mejores blogs de montaña que conozco: A0 a vista, El blog es muy bueno, no sólo por las actividades que se curra, fuera totalmente de mis menguadas posibilidades, si no por los extraordinarios y trabajados artículos sobre toponimia, historia o reseñas de escalada.
Bueno pues charramos unos minutos (ahora ya le pondré cara cuando lo lea) y nos cambiamos para bajar al camping de abajo donde damos buena cuenta de la comida (son las cuatro y pico de la tarde) mientras nos apretamos una cerveza talla XL. Justo cuando estamos terminando, nos llama Pirene que, tras cumplir holgadamente con lo que se había propuesto, baja a nuestro encuentro para tomar el trago de la victoria. Así que allí estamos, entre magnífica compañía y mejor conversación hasta que decidimos que ya es hora, que cada uno tenemos nuestra vida y nuestra familia que nos esperan (o no) en casa y que ya está bien que vivimos más en el monte que los jabalises y que mañana es lunes y hay que currar.
En la conversación, por supuesto, han salido proyectos a corto, medio y largo plazo que, no os quepa duda, llevaremos a cabo...otra cosa no, pero cabeza dura....
Hala pues...

TORRETA DE MONTSÌA (764 m.)

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Pues aquí estamos, en San Carles de la Rápita, disfrutando de una semana de calor, playa, sal y medusas...Claro que no todo va a ser rebozarte en arena, bañarte en agua caliente cual micción y leer tirao a la bartola mientras tu piel absorbe radiación UV para conseguir ese carcinoma que se te llevará a la tumba...también hay que buscar alternativas.
Hablo con Silvia y J.C y me comentan la existencia de dos ferratas, una en cada vertiente de la sierra del Montsia, muy cercana a donde nos hospedamos. Así que, antes de meterme solo en algún berenjenal, me voy a dar un rulo por esa montaña para ver el percal y decidir si hago alguna o me quedo con mis mujeres en la playa.
Como los días precedentes hace un calor que lo flipas, decido pegarme el madrugón del mes de forma y manera que a las cinco y media de la mañana estoy en la puerta del hotel semisobao y legañoso ya que ni me he lavao la cara para no hacer ruido y despertar a mis chicas.
Cojo el coche y tras dar mil vueltas por un desierto y oscuro San Carles, encuentro la ruta correcta que me lleva, por una estrecha carretera de montaña, hasta la zona conocida como Coco de Jordi, donde termina y hay un parking.
Joder...igual he madrugao mucho o que??? Es noche cerrada y no tiene ninguna pinta de amanecer
aún. Menos mal del GPS, en el que llevo un track que no me acaba de convencer, y del frontal. Bueno, me digo a mi mismo para animarme, así, además veré salir el sol cuando ya esté arriba en la ladera. Me imagino uno de esos amaneceres románticos de película moñas en la que el astro rey asoma por el horizonte mientras en la playa se apaga lentamente una hoguera y yo me desperezo abrazao a una mulata con la que he tenido una noche de amor febril y... UH-UH-UH-UH!!!!!!!!! Hostia tú, ¡Que susto, coño! Un cárabo acaba de cantar aquí al lado y otro le responde un poco más allá. Hala, déjate de gilipolleces y empieza a andar que casi hace fresquete.
Así que con el frontal y pendiente del GPS ando casi una hora, hasta una fuente señalizada como Font del Brugar donde mana un chorrete minúsculo y empieza a amanecer. Constato con creciente frustración que no solo no voy a despertar nunca abrazao a una mulata si no que tampoco voy a ver el amanecer romántico. Me doy cuenta que estoy metido dentro de un barranco sin vistas y, sobre todo, que está nublao que te cagas. ¡Hombre, no me jodas! ¡Será posible!
Sigo subiendo, cada vez con más claridad y con más nubes, hasta llegar a una zona llana donde encuentro las ruinas del pueblo de Mataredona. El camino está perfectamente definido y en los cruces muy bien señalizado así que no tengo problemas en seguirlo. Ahora, después de dejar las ruinas
envueltas en niebla atrás, ando por una especie de altiplano cubierto de coscojas, retamas, palmitos y unas aliagas que pinchan que te cagas (creo que es la Ulex europaeus) hasta que la senda gira a la derecha y me acerca a un collado que da vista (deduzco, porque verse, sigue sin verse nada...) a la vertiente occidental de la sierra.
A partir de aquí el camino desciende mucho. Salgo de la niebla y veo a mi derecha unas barranqueras que se pierden en el fondo de un valle donde debe estar la población de Ulldecona.
Una zona llana y llego a unas ruinas que se ven allí mismo. Se trata del Mas del Comú, lo que aquí, en esta tierra que nos movemos habitualmente, viene a ser una pardina de toda la vida. Como se ha levantado viento y voy sudao, me meto dentro de las ruinas a echar un bocao que ya me lo he ganado.
Tras mineralizarme, vitaminarme e hidratarme convenientemente, continúo por la senda que abandono enseguida para coger otra bastante menos marcada. La que llevaba baja a Ulldecona y yo, lo que quiero es subir a la cima más alta del macizo. No hay perdida. Pequeñas trepadas entre tramos de senda, marcas verdes en las rocas me llevan a un collado en el que me vuelve a envolver la niebla. De allí me queda un paso, según el GPS, a la cima a la que, efectivamente, llego enseguida.
Dos casetas de chapa cerradas, un vértice geodésico y una especie de mástil de bandera con los puntos cardinales ocupan una cima amplia y alargada donde las nubes van y vienen pero sin despejarse y sin ver el sol.
Joder, hace hasta frío, así que echo un trago de agua y me piro para abajo enseguida. He estado mirando por donde van, más o menos, la ferrata de Ulldecona y la de Roca Blanca y no lo acabo de ver claro. El pico este es como una especie de zigurat en el que se alternan estratos calizos horizontales (el grosor de dichos estratos será por donde se trepa) con otros más blandos de arenisca donde habrá sendas de enlace entre unos y otros. Bueno, ya me lo pensaré...
Vuelvo al collado e inicio una cresta que, sin ser difícil, al final se hace larga porque hay que ir continuamente trepando y destrepando. Son continuos sube y bajas en el que se coronan multitud de pequeñas cimas encadenadas. Por fin parece que se quiere ir aclarando esto y, aunque sigue habiendo nieblas, sopla viento y casi hace frío, de vez en cuando veo la costa y San Carles allá abajo.
La cresta acaba en una curiosa formación rocosa llamada la Foradada que, como su propio nombre dice y/o sugiere, es una roca con un gran agujero o forato desde donde se ve toda la bahía de los Alfaques, la punta de la Banya y el istmo (más bien un tómbolo) del Trabucador, donde está la una de las playas más majas en las que me he bañado, dicho sea de paso....
Aquí me encuentro con el primer ser humano de toda la mañana, un vasco que, como yo, es más bien alérgico a la arena, los tangas y las tetas al aire.
Charramos un rato (está alojao en el mismo hotel que yo), echamos un trago y él marcha a hacer lo que yo ya casi estoy terminando. Joder macho, pues que no te pase nada...ahora que ha salido el sol hace un calor de flipar aunque sigue soplando el aire y en la sombra casi hace frío.
Bueno, pues de aquí ya todo es bajada. Sigo por la senda perfectamente marcada y señalizada que se encamina decididamente hacia el barranco de subida.
En un momento concreto, la senda tira a la izquierda, a empalmar con la de subida y otra sigue hacia abajo. menos marcada pero sin problemas. Por hace una circular redonda, esférica y anular me tiro por allí rezándole a San Carles  y a la Mare de Déu de la Ràpita  para que aquello no sea una senda de porcs senglars (llamados comúnmente chabalíns en mi tierra) y que me lleve a algún lugar próximo al coche.
Pues sí, directo, sin demoras y recto aparezco a pocos metros del Coco de Jordi y del coche. Por cierto, no me hagáis mucho caso, pero creo que los cocos o cocós son, a parte de unos frutos tropicales peludos y un señor que se come a los niños que no se quieren ir a dormir, unos agujeros que se forman en las rocas por disolución de la caliza y donde se almacena el agua de lluvia. Allí mismo parte también una ruta llamada itinerari des fonts y cocós que también tiene buena pinta y que me la dejo para otra ocasión.
Pues nada, aún me da tiempo a llegar a la platja del Garbí  (en realidad he llegado hasta el chiringuito) donde me he apretao dos cervezas mientras las jefas desmontaban el tinglao que tenía allí montao y nos vamos a comer....bueno, yo más que comer lo que he hecho es asaltar el buffet ante la vergüenza de mi hija que no para de repetir que no me conoce de nada...
Decididamente las ferratas me las dejo para otra ocasión, con compañía a poder ser. Con esto y 106 km de bicicleta que me hice al día siguiente, llanos como la palma de la mano y parando cientos de veces a ver patos, patitos, zancudas, flamencos y demás bichos plumíferos propios de estas latitudes, vuelvo más que contento a casa.
Por cierto, un amanecer desde allá arriba en un día despejao debe ser algo parecido a esto y el track, por si os apetece ir algún día, está aquí.
Bueno, pues nada...que, aunque no viene a cuento, me voy a tomar una relaxin cap of café con leche in plaza mayor...hostia que vergüenza tú...y pensar que son éstos los que nos tienen que sacar de esta mierda en la que ellos mismos nos han metido...menos mal que, por lo menos, no nos han dao las olimpiadas de los cojones y toda la banda de sinvergüenzas que han debido ir allí a chupar del bote ya deben estar volviendo...yo es que me pongo malo pese a seguir de vacaciones.
Hala pues...

LOS SECRETOS DE LAS PIEDRAS

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He tenido la suerte de ser asesor y de participar en la grabación de varios capítulos de esta serie que empieza mañana dirigidos por Eugenio Monesma y producidos por Aragón TV.

Todos los jueves a las 23:05. Hora inmejorable, como podéis ver...mucho antes que la Teletienda y las Brujas del Tarot.
Redifusión los sábados sabadetes a las  19:10 antes del partido del Barça contra el Binaced.


 
 
Aquí tenéis la reseña del primer programa (en el que, lamentablemente, todavía no podréis disfrutar de mi belleza, porte, prestancia y saber hacer ante las cámaras)
Hala pues... 

PEÑA BLANCA-CORONA D'O MALLO Y PEÑA O CAMPANAL

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Hace ya un tiempo, David hizo una actividad que me pareció muy interesante, justo en la puerta de mi casa, como el melonero de Villaconejos que de vez en cuando viene a ofrecerme melones a la puerta de mi casa y yo, cuando bajo le pregunto.....esto...¿qué os estaba contando? Ah Si! Que colgó en su blog una ruta que, desde el puerto de Piedrafita, se encaramaba a esas cimas situadas a la izquierda de Peña Telera y, por eso mismo, injustamente olvidadas.
Lo miro, me voy un día a investigar, le pregunto a David...y llego a la conclusión que en ese berenjenal (porque a priori parece un berenjenal...) no me meto solo ni con el perro...habrá que esperar a que haya algun@ disponible y que me quiera acompañar.
Pues al final el día elegido es el jueves y la que me va a acompañar es Montse, que también está libre y le apetece andar un poco.  ¡Pobrecica mía, no sabe lo que le espera!
Ocho y media de la mañana en Biescas. Entre café y pontebienestatequieto aparcamos en el parking de Lacuniacha a las nueve y pico. Temperatura ideal, cielo limpio y ni pizca de viento...no hemos podido elegir mejor día.
La ruta al principio discurre por el trilladísimo y conocidísimo camino al ibón de Piedrafita pero, en una curva a la derecha de la pista, sale una senda indicada como "Plana Terrosa". Nos desviamos por allí para llegar en breve a la plana previamente mencionada que es un espacio donde antes hubo un ibón que se colmató. Ahora está ocupada por un numeroso rebaño de ovejas que, comportándose como es propio en esos bichos tan lelos, van de un lado para otro perseguidos por unos perros que las llevan a donde les pasa por la punta del rabo (el del perro). La bucólica estampa nos sugiere una bonita metáfora con nuestra sociedad actual donde uno, dos perros a lo sumo, llevan y hacen con un rebaño apático y aborregado lo que quieren sin que intuyan que, al final, van a ir todas directas al matadero y los perros se comerán sus entrañas y sus huesos.
Bueno, pues dejamos las ovejas y los perros a lo suyo, pasamos justo por debajo del arco natural y enfilamos una canal conocida como Canal del Burro y que nos subirá, previa sudada, a la divisoria de la sierra.
La canal se sube bien, no hay demasiada piedra suelta pero se ganan 500 m. de desnivel en apenas 45 minutos. Justo antes de llegar hay en la pared (natural) una cueva cerrada con una pared (artificial), en la que hace años los pastores aguantarían las tronadas.
La vertiente sur de las sierras interiores es mucho menos abrupta. Vemos desde allí toda la ladera que baja al Puerto de Biescas, que es un karst de libro, dicho sea de paso, Burrambalo en frente y la mirada se pierde en la lejana Guara. Hacia el norte y el este, el valle de Tena despliega todos sus encantos pa nosotros solos. Un pequeño paseo por la cresta y llegamos a la primera cota del día, Peña Blanca de 2314 m, cm. arriba, cm. abajo. De allí hay que descender un poco por unos prados cubiertos de flor de nieve, grandes como panes, y trepar por gradas sencillas y trazas de senda de ganado hasta la cima de Peña Blanca Alta (2512 m.). Justo al lado, la cresta continúa hasta coronar una de las tres cabezas que forman la Corona del Mallo, 2535 m. y máxima altura del día. Desde allí la continuación no se ve nada clara. Sabemos que tenemos que bajar a la peña o Campanal que se ve muy lejos y muy abajo y, para ello, tenemos que cruzar un paso muy aéreo, destrepar un poco y coger una ladera inclinada de hierba y pequeñas terrazas que nos bajarán, previo flanqueo con abismos por todos lados, a la arista que muere en la Peña o Campanal. Pues porque me han prometido que por aquí hay paso y porque llevamos un track en el Gipi del que no nos separamos ni un metro que si no...parece imposible que esto tenga continuidad por algún lado...la verdad es que el ambiente de alta montaña es magnífico, la sensación de soledad abrumadora y los abismos que nos rodean por todas partes acojonantes.
Hala, al lío...Pues mira, al final ha resultado mucho más fácil de lo que parecía...eso sí, si llegamos a tropezar  nos perdemos la ceremonia de apertura de las olimpiadas de Madrid 2020 ¿que? ¡Ah!, que no las han dao...¡¡¡no jodas!!! ¡Juas, juas juas! Relaxin cup, tía, que seguro que invierten los 1200 millones que sí tenían para esta mierda en subir las pensiones, contratar más médicos o devolvernos la paga que nos robaron en navidad.
La peña o Campanal es como una proa gigantesca que avanza hacia el norte desde las paredes orientales de la sierra de Partacua. Y debe ser uno de los picos menos visitados de todo el Piri. Y eso que su cima es un bucólico prado cubierto de edelweis y que la vista que se descubre desde ella de la pared norte de Peña Parda y de todo el valle es de lo bueno lo mejor. Hasta hacemos un hito cimero que aún no tenía, pobrecica mía...
Desde aquí, ahora viene lo mejor. Tiene que haber una faja que rodea a media altura las gigantescas paredes que tenemos al sur y que desemboca, si no nos han engañado, a mitad de la canal de Cobacherizas, la vía normal pa subir a Telera. Pues en un colladito herboso, muy cerca de la cima, sale la dichosa, nombrada y esperada faja. Se trata de una fajeta, más o menos ancha, cubierta de derrubios de distinto calibre e inclinada hacia el abismo que se abre a nuestra derecha. Sin ser difícil, acojona andar por allí si te imaginas un resbalón tonto. Claro que la piedra está bastante bien asentada, la vira es amplia y la sensación de vértigo no es muy acusada.
Con cuidadín, al final,
llegamos a la amplia canal de Cobacherizas  donde respiramos tranquilos. Nos juntamos con un francés dichagachego que nos cuenta sus aventugas pog el Pigineo y con tres zagales que bajan pegando saltos por esas graveras.
Uno de ellos es el hijo de Samuel, con el que hice mucho monte hace años hasta que me di cuenta que, dicho con admiración, estaba muy loco y, sobretodo, estaba muy fuerte y que era imposible seguirlo. Dar una vuelta por su blog y juzgar vosotros y vosotras mismos y mismas, amiguitos y amiguitas.
Bueno, pues charrando con unos y con otros, llegamos al primer plano una vez pasada la canal y, poco después, al ibón de Piedrafita que está idílico a esas horas de la tarde con esas luces.
Poco más habría que contar....¡Hostia no!! ¡¡¡¡Espera, que viene lo más bueno!!! Cogemos la senda del refugio que baja al pueblo, salimos a la pista y, metros antes de llegar a los crómlechs de Las Lastras nos encontramos dos parejas de barranquistas con todos los aparejos, implementos, hierros y enseres necesarios para practicar su deporte encima, incluido el casco en la cabeza...el problema es que les falta el barranco.
Perdonar ¿a dónde vais?, les preguntamos. Al Gorgol, nos responden, como si fuera una obviedad.
Pues mira que os habéis equivocao...que el barranco lo tenéis de aquí, aproximadamente, a tomarpolculo a vuestra derecha...¡No jodas! ¡¡¡¿De verdad???!!! Ves, ya te lo decía yo...Yo estuve hace años y esto no me sonaba... en fin, que se dan la vuelta y esta tontería nos sirve para bajar partiéndonos el culo hasta el coche y dar por concluida, previa galimba, of course,  una hermosa jornada de montaña cientoporciento recomendable.
Eso sí, si lo intentáis necesitáis tres cosas a saber:
1.-Alguien que os acompañe, que os de conversación y que se sepa los pasos clave.
2.-En su defecto un GPS, con pilas cargadas preferentemente, para seguir el track escrupulosamente.
3.-Casco para transitar bajo las paredes que tienen la fea costumbre de soltar piedras cuando pasamos por debajo.
Hala pues...

PALAS, 2974 M. HUYYYYYYY!!!!!!!! ¡¡¡¡¡POR POCO!!!!

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Por poco no llega a la mítica cifra de 3000 m. Por 26 m. no entra en el selecto grupo de cimas, picos
y lometas visitados profusamente por senderistas, alpinistas, montañeros y domingueros en busca de su momento de gloria en la cumbre. Y sin embargo el Palas, como le pasa al Midí, al Lurién, a la Punta Escarra o a Telera, son montes preciosos, de los que hay que ganárselos y a los que hay que subir, al menos, una vez en la vida.
Y eso que no estaba previsto visitar este pico al que ya subí hace más de 20 años. La idea inicial era ir el sábado sabadete a Benasque y hacernos la cresta de Literola hasta el Perdiguero, de forma y manera que cabalgas un buen rato a 3000 m. y te haces nosecuantos para luego presumir con los amigotes en el bar y en esto de los blogs de montaña. Bueno, pues al final, la previsión del tiempo se encarga de desmontar lo previsto. Nubes en la vertiente norte, un frente que cruza la noche del sábado al domingo, nubosidad y precipitaciones el domingo hasta medio día...no parece un buen plan irse hasta Benasque para luego no poder hace nada...plan B. ¿Qué no habéis estao nunca en el Palas? ¡No jodas!...pues hala, no se hable más, pal Palas el sábado y el domingo a ver llover.
Sábado, siete y media de la mañana. Kankel, Robeto y el que esta crónica escribe. Cogemos al Yeti aunque sabemos que la última parte, donde hay que trepar, se va a tener que quedar castigado.
Café rápido y llegamos a la Sarra que está, a esta temprana hora, petada de coches y gente durmiendo por doquier.
El camino, mil veces recorrido, coincide con el de subida a Respomuso, al Arriel y a tantos y tantos picos visitados por esas latitudes. Hay sombra, sopla viento y hace frío así que no paramos demasiado.
Una vez rebasado el Paso l'onso, el camino empieza a subir con ganas. Nosotros lo abandonamos enseguida en un desvío señalizado a la izquierda por donde se mete un montón de gente que llevamos delante.
La senda a los ibones de Arriel es larga, cansada, pedregosa...sin embargo hoy subo como un pajarico...ni me canso, ni sudo...vamos adelantando gente hasta que, casi sin darnos cuenta, nos plantamos en el ibón inferior. Hosti tú....ha desaparecido la gente....o se han ido por el camino de la tubería a Respomuso o los han abducido aquí, delante nuestro. El caso es que el grupo numeroso que hemos adelantado han desaparecido.
Hala, venga, que todavía queda una calcetinada seria. Que nos hemos comido solo la mitad del desnivel. Aún así, hay que parar a echarle algo al cuerpo así que, en un bucólico prado al lado del camino paramos y nos comemos el almuerzo entre tragos de powerade azul que sabe a jarabe, que me he traído yo, y vino del somontano que se ha traído Kankel.
Una vez hidratados y resalinizados, emprendemos la marcha que nos llevará, bordeando ibones, a una pedrera que se ofrece ante nosotros, alta, larga y dura como un día sin pan. Antes, he dejado atado al Yeti aprovechando un puente de roca en un lugar con sombra y agua. Allí lo dejamos ladrando y mentando a nuestros muertos mientras enfilamos esa pedrera como hay que enfilarlas, despacio, con paciencia y un pie delante de otro.
Nos cuesta más de una hora colocarnos en la base de la pirámide cimera. Primero por trazas de senda, después por piedras de tamaño mediano y, al final, saltando de bolo en bolo.
La normal a este pikachu va por una chimenea llamada chimenea Ledormeur, llamada así por el pireneista, escritor y fotógrafo Georges Ledormeur autor de numerosas primeras ascensiones y de la
monumental Guía del Pirineo Central...ya veis, mientras aquí los picos y barrancos eran lugares prohibidos e inaccesibles (paqué vas a subir allí ¿hay hongos u que???)  en l'autre côté la gente escribía guías de montaña y hacía fotos a las flores alpinas. Así nos va, aún ahora.
Bueno, pues la mentada chimenea es el acceso a este pico. A partir de aquí, nos calzamos el casco, sorteamos las chapas, chapetas y chapillas que hay atornilladas y que nos recuerdan varios muertos o nos indican el camino correcto e iniciamos una trepada que, sin ser difícil, tiene su gracia. Máxime cuando la roca está en algunos trozos muy pulida pues debe haber subido mucha gente desde que desprecintó este recorrido el amigo Georges.
Conforme vamos subiendo, los ibones van quedando abajo, los horizontes se abren y el paisaje es cada vez más salvaje, más alpino y más majo. Únicamente nos juntamos con media docena de personas que ya bajan.
La chimenea termina en un hombro, donde se abre un abismo hacia el ibón de Arremoulit, y continúa por la vertiente sur. Un flanqueo y otra chimenea, mucho más tumbada que la precedente y bastante más fácil de subir, nos deja en la minúscula cima del pico ocupada toda ella por un hito, fita o cairn.
Imposible describir la belleza del paisaje. Imposible enumerar la cantidad de picos e ibones que se ven desde allí. Llamo a gritos a Pirene, que se que está en el Lurien y lo veo allí mismo, pero no me responde...igual es que ha cambiado de idea...luego me enteraré que no...que está por esos andurriales.
Bueno, pues fotos, más fotos, trago de powerade ¿esta mierda no se acaba nunca? y nos vamos para abajo.
Los destrepes siempre son más complicados que los trepes. Hay que mirar donde se pone el pinrel para, gracias a la ayuda de nuestra amiga la gravedad, no mandar piedras al cerebro del que está por debajo tuyo y no irte tú y tus amigas las piedras, a tomarpolculo. Así que con cariño, mirando lo que hacemos y despacico llegamos otra vez a la base de la chimenea.
Roberto se había dejado allí los bastones para que no le molestaran y constatamos con incredulidad que algún hijoputa se los ha mangao. Hace falta ser cabrón, desgraciao y cutre pa mangar dos bastones del decartón de a 12 leuros el par. Así que comentando esta divertida anécdota y deseándole al mangui una cagalera que le dure más que el culo, bajamos por el pedregal, arribamos a orillas del ibón superior y poco después a la altura del Yeti que está, pobrecico mío, afónico de ladrar.
Ahora, con la faena ya hecha, paramos a comer y a poner los pies a remojo en el barranco que baja de las Frondiellas e iniciamos un paseo tranquilo y relajado (aunque largo) que nos llevará a la Sarra y, sobre todo, a una macrogalimba que nos espera en el bar asador que hay allí y que esperábamos que estuviera cerrado ya en estas fechas.
Por cierto, ¿a qué mente instruida, lúcida, talentosa, preclara e iluminada se le habrá ocurrido que para llegar a Santiago hay que ir por el GR-11? ¿Será al mismo que ha ordenado jalonar todo el camino con postes de a 30 leuros la unidad más IVA y el montaje a parte? ¡Ah, claro! ¡Como no hemos caído! Como la tierra es redonda, si tú sales de La Sarra y vas dirección sol naciente, u orto, u oriente, previo paso por el collado de Tebarray,  San Pere de Rodes, Estambul, Sri Lanka, Rapa Nui, Iowa, Cuba y República Dominicana, mi amooool, Funchal y  Fisterra llegarás a Santiago...anda queeeeeee, no habrá cosas mejores para gastarse la pasta (que seguro que es pública) que en llenar el monte de leña pintada con colorines.
Estooooo, que se me olvidaba. Que por algo Roberto es cámara de Televisión. Cada uno por lo que le pega en esta vida. Aquí os dejo un vídeo que se ha currao...Hostia Taxugo Xicote ¡Qué bueno, tío!!!

Hala pues...

OTURIA EN BICICLETA

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Siempre es un placer subir a Sobrepuerto, pero cuando estás de vacaciones, entre semana y con un día casi primaveral pues más todavía. Hoy martes me voy a hacer una de las rutas clásicas, de las que hay que hacer si vives en este valle y pedaleas por bosques, cerros y colinas como lo haría Heidi si viviera en este siglo...ah!, no, que la habrían desauciao ya de su casita en las montañas y a su abuelo lo habrían detenido por pederasta.
Bueno, pues la vuelta consiste en subir por la pista de Oliván, llegar a la Cruz de Basarán, cruce de camino y ombligo de Sobrepuerto, ir hasta Cortillas e iniciar la larga y penosa subida hasta la cima de Oturia para luego bajar por el paco de Casbas y, de allí a Lárrede.
Hala pues, vamos al lío.
Ocho y media de la mañana y aparcando debajo de Oliván, en el cruce de pistas. Hace fresquete...¡qué coño fresquete! ¡¡¡Hace un frío que pela!!!! Lo mejor para el frío, el movimiento.
La pista se inicia justo debajo del pueblo, cruzamos (el perro y yo) el barranco de Oliván e iniciamos una larguísima subida, de más de 12 km que nos llevará a la Cruz de Basarán. Como norma sube bastante suave pero hay repechos que se te atragantan, sobre todo pasado el desvío a Ainielle. Además, aquí me empieza a pegar el sol y voy protegido del viento...estoy sudando como un pollo.
Cuando llego a la Cruz, paro a echar un bocao. Llega un coche con idea de buscar setas y allí estoy un rato charrando con ellos hasta que me quedo otra vez frío y el Yeti mostrándose excesivamente cariñoso con la señora. Arranco hacia Cortillas a donde llego enseguida.

Me planteo entrar en el pueblo, pero la verdad es que no hace demasiado calor, pese a ser casi las once. Además, tengo previsto volver a subir aquí el domingo que viene así que lo bordeo por la pista que va por el norte, paso al lado del barrón que sustentó, en su día, la cruz de término e inicio una larguísima, tediosa y dura subida que me llevará, tras pasar la arruinada mallata de Sta. Cruz, muy cerca de la Mallata San Cocobá.
Aquí si que me voy a acercar, más que nada para que beba el pobre perro que va detrás mío con una lengua que se le enrolla en las patas delanteras.
Anda que no estaba acalorao ni nada...nada más ver la fuente, se echa dentro del abrevadero y allí está un rato más feliz que chupilla haciéndose unos largos ante la mirada alelada de las vacas que no se atreven a acercarse a beber
A partir de aquí, la pista se deteriora notablemente y subo andando tranquilamente disfrutando del paisaje. Paso a la vertiente norte de Oturia, por una pista destrozada por las vacas hasta que la abandono para iniciar una subida que es corta pero que se me hace muy dura, por medio de la hierba y con la bici arrastro.
Raro es el día que subes a este monte y no te encuentras a alguien. Hoy ha sido un APN que está allí rastreando quebratahuesos a los que se les ha puesto un collar con un trasmisor. Charramos un buen rato, me explica como lo hacen (lo de rastrear quebrantahuesos, se entiende), compartimos almuerzo y tragos mientras los perros que portamos hacen amistad (que tampoco te creas que se llevan demasiado bien... )
Al final, después de disfrutar del paisaje y de la conversación un buen rato me voy para abajo.
Más rato desmontao que en bici, llego a la pista y enseguida cojo el camino que me llevará a Casbas.
Esta senda fue limpiada hace poco por voluntarios de Sabiñánigo y señalizada, de forma que se puede bajar muy bien montado en la burra sin tenerte que desmontar en ningún momento. Acorta notablemente la pista y además es bastante más majo y más entretenido. En un suspiro llegamos a Casbas donde se coge otro desvío que nos llevará a Lárrede previo descenso por una senda bastante más trialera que la que hemos seguido hasta aquí.
Mira que habré pasado veces por aquí, y sigue pareciéndome preciosa la vista  desde la senda de la torre con Oroel de fondo.
Hala, que ya no queda nada y voy a llegar a comer a casa a buena hora.
De Lárrede se va hacia Oliván un tramo por carretera, pero luego cojo la senda que, por encima de San Juan de Busa, va a cruzar el barranco (momento que el perro aprovecha para meterse hasta la punta el morro dentro de una badina) y de allí, en pocos minutos otra vez al coche.
Pues nada...se acabaron las vacaciones.
Aquí tenéis el track del recorrido.
Hala pues...

ERATA, ÚLTIMA LUNA DE SEPTIEMBRE

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Ya hacía días que me rondaba por la cabeza hacer esto. El jueves 19, viendo salir una luna hermosa desde casa por Erata, decidí que el viernes era el día ideal para subir a la punta, ver anochecer y darme un baño de luna antes de bajar.
Dicho y hecho. El jueves a las seis de la tarde estamos aparcando en la ermita de San Chuan. Aparcar, aparco yo, el perro solo me hace compañía. Tenemos dos horas justas hasta que se ponga el sol y tres hasta que salga la luna así que, en vez de subir directos y enfilaos ladera arriba, cojemos la pista que, tras pasar por Mallata Lopina sube hasta Pelupín y luego, por la cuerda de la loma, nos llevará a San Benito. Subo despacio, saboreando la tarde. No estoy acostumbrado a andar tan tarde y los olores, las luces y los contrastes de las sombras hacen de una ruta mil veces recorrida algo diferente y novedoso.
Subo pensando que ambos topónimos tienen que ver con los lobos...cuántos habría y que mal lo pasarían los pastores en esos montes antes de que la estricnina y las escopetas acabara con un animal que, por lo demás, fue mitológico y casi legendario para las gentes del Pirineo.
Son las siete y media cuando llego a la ermita de San Benito. Saco entrada, me siento en primera fila y me dispongo a ver el espectáculo que está a punto de empezar. Para redondear la jugada, me he subido una empanada y dos cervezas en una mini nevera.
Conforme va bajando el sol lo hace la temperatura y se levanta el viento. Hay que abrigarse. Espectáculo lento pero bellísimo. Las sombras se van alargando, las montañas adquieren colores dorados, las nubes corren...hay gente que, pobrecicos míos, nunca disfrutarán de algo así.
Es curioso también como va corriendo la noche ladera arriba. Mientras las luces de Sabiñánigo (u Villacloro) y Biescas se encienden, aquí arriba todavía hay sol.
Bueno, pues llega un momento que el sol se esconde y las cervezas se acaban. Me voy a desplazar hasta la punta del Puerto de Yésero para ver salir la luna. Tengo casi una hora para ir hasta allí así que me lo tomo con auténtica parsimonia. Paro en la punta Erata, me siento un buen rato viendo como sigue anocheciendo mientras que, en un momento dado, una claridad alucinante empieza a salir justo por detrás de Monte Perdido. Está saliendo una luna que parece que se pueda tocar. Se ha parado el viento y hace una noche acojonante. Para poner la guinda al momento, un cárabo empieza a cantar en la ladera que da a Otal. Este espectáculo audiovisual se lleva repitiendo desde que el mundo es mundo. Esto es lo que debieron ver y oír los primeros hombres que adquirieron consciencia y sentido trascendente. La verdad es que esto es algo muy cercano a una experiencia mística, mucho más que la misa del domingo y ya no te digo nada la canción del capullo ese de Enrique Iglesias.
Se ha parado el viento y hace una noche que me arrepiento mil veces de haberme comprometido a currar el sábado. De haberlo sabido, me hubiera subido el saco y me habría quedado a pasarla allí.
Es imposible describir las sensaciones y el espectáculo. Por muchas fotos que hagas, por muchos videos que grabes, no hay forma de transmitir lo que se siente estando allá arriba en esas circunstancias. ¿Me estará volviendo un moñas? ¿O un licántropo hipersensible?
Son las doce de la noche cuando la luna está lo suficientemente alta como para permitirme bajar sin frontal. Y lo hago con pereza y muy despacio...la verdad es que no tengo ganas de volver a la civilización. Y eso que voy a Biescas, si tuviera que ir a una gran ciudad, decididamente, me quedaría allí...ya me daría calor el perro.
Bajo por la senda y, cuando estoy llegando a la collada de Yésero, el perro se me adelanta y saca un jabalí como un burro. Se ponen a dirimir sus diferencias allí, delante mío. Los esquivo a una prudente distancia y me voy, no vaya a ser que ese bicho (que no debe tener mucha inteligencia pero si muy mala hostia) le de por pensar que la culpa de que esté el perro allí es mía y decida venir a darme las buenas noches.
Bueno pues, sin más, cerca de la una, llego al coche.
Ha sido una experiencia para repetir...la próxima vez con vivac en la ermita.
Hala pues...
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